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Las bombas atómicas cambiaron el clima de la Tierra

Según las cantidades oficiales, las potencias nucleares han llevado a cabo más de 2.000 ensayos con armas atómicas, en desiertos, agujeros subterráneos, remotas islas o en mitad del espacio. Por tanto, la fiebre del átomo en la Guerra Fría terminó contaminando el aire, la tierra y el agua del mundo. Solo en USA las explosiones han provocado 11.000 muertes por cáncer (más que las producidas en Chernóbil, Conforme UNSCEAR) y en todo el globo han dejado un rastro de elementos radioactivos que marca la era geológica en la que está el planeta: el Antropoceno. No obstante no Solo eso. Un estudio que se concluye de publicar en la revista «Physical Review Letters» ha concluido que los ensayos atómicos cambiaron el funcionamiento de la atmosfera y los patrones de precipitaciones, incluso a miles de kilómetros de distancia del lugar donde ocurrieron las explosiones. Los creadores del estudio, estudiosos de las universidades de Reading, Bath y Bristol, en Reino Unido, han analizado de qué forma la carga eléctrica liberada por la radiación afectó a la formación de nubes de lluvia, lo cual es interesante para comprender cómo la carga afecta a este fenómeno Hoy en día. «Al estudiar la radiación liberada por las pruebas de armas de la Guerra Fría, los investigadores de entonces aprendieron acerca de los patrones de circulación atmosférica», ha dicho en un Solo comunicado Giles Harrison, director del estudio y profesor de Física Atmosférica en la Universidad de Reading. «Ahora, hemos reutilizado estos data para investigar el efecto sobre las precipitaciones». Más carga eléctrica, más precipitaciones
Durante mucho tiempo se ha sospechado que la carga eléctrica modifica la forma Al igual que las gotas de agua caliente chocan y se combinan en la atmósfera, influyendo en el tamaño de las gotas y modulando las precipitaciones. Sin embargo resultaba difícil poder demostrarlo. Si es que bien los ensayos nucleares de la Guerra Fría se hicieron en lugares remotos, De La misma manera que el desierto de Nevada, en U.S.A., o bien en lejanas islas del Pacífico o del Ártico, la contaminación radioactiva se extendió por la atmosfera, alcanzando todo el globo. Asimismo, la radiactividad es capaz de ionizar el aire, liberando carga eléctrica. De ahí que motivo, los información de los ensayos atómicos y los registros meteorológicos han permitido relacionar las precipitaciones y la presencia de carga eléctrica. En opinión de Giles Harrison, los ensayos nucleares «nos proporcionan una forma única de estudiar de qué forma la carga eléctrica afecta a la lluvia». Un 24% más de precipitaciones
Los científicos examinaron registros meteorológicos de los años 1962 a 1964 recogidos por el Observatorio de Lerwick, una estación de investigación ubicada en las Islas Shetland, en Escocia, en un sitio tan remoto que no estaba influido por otras fuentes de polución. Compararon la información meteorológica de este observatorio con las pruebas nucleares y Así localizaron que Una vez que la carga eléctrica era superior, debido de un ensayo nuclear, las nubes tendían a ser más gruesas y que había un 24% más de precipitaciones, por término medio. Los investigadores están convencidos de que han aprendido sobre de qué manera la carga afecta a las nubes de lluvia y de que podrán entender mejor otros importantes procesos meterológicos. Creen que estos conocimientos De la misma forma pueden ayudar a investigar la geoingeniería de nubes, que pretende aliviar el efecto de las sequías o bien las inundaciones estimulando o dificultando la formación de nubes. En verdad, el maestro Giles Harrison dirige un proyecto en los Emiratos Árabes Unidos para investigar cómo la carga eléctrica afecta a las nubes y al polvo, De exactamente la misma manera que parte del programa de Ciencia para la mejora de la precipitación del país.