Si es que pretendemos unir inventiva y ciencia, mitología y arte, literatura y ficción, no podemos por menos que desempolvar los relatos homéricos. Demostrar la historicidad de la Guerra de Troya le costó al arqueólogo aficionado Heinrich Schliemann sangre, sudor, lágrimas… y enorme comunicado de su fortuna. En el siglo XX investigadores de distintos disciplinas han vuelto a posar sus ojos en pasajes homéricos con exactamente la misma Furor con la que lo hizo el prusiano. La «Odisea» es un relato de veinticuatro cantos escrito en hexámetros –seis pies a base de dáctilos y espondeos- en los cuales se narra el retorno del rey de Ítaca a su hogar. Un nostoi que se prolongó En medio diez largos años, por medio de los que tuvieron sitio las más fantásticas aventuras. En uno de los fragmentos se puede leer: «el Sol ha sido borrado del cielo y una oscuridad maligna ha invadido el mundo». De esta guisa Homero simboliza el destino del centenar de pretendientes que aspiraba a casarse con Penélope, la mujer de Ulises. Aparentemente estamos ante una metáfora, Pero y si fuese algo más… ¿Y si se tratara de un eclipse solar total? Un eclipse total de sol
Un conjunto de estudiosos estadounidenses examinaron cuatro eventos astronómicos que ocurrieron de manera independiente unos de otros y que figuran descritos en el relato de Homero. Allí se cuenta que seis días Ya antes del asesinato de los pretendientes, Ulises volvió con la Estrella de la Mañana –el planeta Venus-, que es visible al amanecer. a su vez, preparó veintinueve días y medio Antes el viaje cara la isla, Cuando las constelaciones de Bootes y las Pléyades podían ser divisadas en el cielo del crepúsculo. De la misma forma describe que la jornada Antes del asesinato de los pretendientes hubo luna nueva, un prerrequisito a fin de que se produzca un eclipse total, y treinta y tres días Ya antes el dios Hermes –Mercurio- subió cara el crepúsculo, estando cerca del terminante de su trayectoria. Con todo ello, y armados de infinita paciencia, los científicos han podido calcular, ahora de muchas conjeturas, la existencia de un eclipse total de sol acerca de las islas Jónicas hacia el 16 de abril de 1178 a. de C, diez años acto seguido del objetivo de la Guerra de Troya. Putrefacción humana
El eclipse no es la única referencia científica que encontramos en los textos homéricos, allá De la misma forma tenemos los primeros testimonios escritos del saber anatómico griego, con algunos términos que se han mantenido hasta nuestros días. En este sentido, por servirnos de un ejemplo, el rapsoda EEUU el vocablo kranion para referirse a la calavera en su grupo, llama iskhion al hueso de la cadera, y denomina a los cordones duros y tensos de la mano, indistintamente, Del mismo modo que ténon y neuron. En cinco versos emite la hipótesis de la putrefacción de cadáveres: los gusanos surgen de las moscas que se posan en los cuerpos. Esto era verdaderamente novedoso en aquellos momentos, es más, A lo largo de siglos se aceptará la teoría aristotélica de la generación espontánea, Según la cual en los cadáveres aparecían gusanos Al igual que si surgieran del propio cuerpo. El publicación de Homero hizo reflexionar a Francesco Redi, (1626-1697) médico y farmacéutico florentino que vivió en el siglo XVII. En 1688 introdujo materiales en estado de putrefacción dentro de Varios frascos; ciertos quedaron abiertos y otros cubiertos con una fina tela de algodón o bien con corcho. Al cabo de un tiempo, Redi observó que en los cuales estaban tapados no aparecían larvas, Sin embargo sí en los descubiertos. De esta forma, el toscano demostró que los gusanos de la carne no eran producto de la putrefacción, Sino que de las crías de las moscas que depositaban sus huevos en ella. En definitiva, el bardo debía razón. Omne vivum ex- vivo, toda vida proviene de la vida. Quizá sea un buen momento para releer -con otros ojos- los textos homéricos. Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y cantautor de Múltiples libros de divulgación