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Las perras soviéticas Belka y Strelka, los primeros seres vivos en volver del espacio

En junio de 1961 el presidente John F. Kennedy escribió a su homólogo Nikita Kruschov una misiva en la que se podía leer: «Estimado Secretario General (…) la señora Kennedy y yo estamos especialmente agradecidos por Pushinka. Su vuelo A partir de la URSS a U.S.A. no viajó tan dramático De esta manera tal como el viaje de su madre, No obstante sí que fue un viaje largo, lo soportó bien». Pushinka fue un regalo del mandatario ruso a Caroline, una de las hijas del presidenta estadounidense, en un gesto de buena voluntad. La madre de Pushinka, Al idéntico que ahora Vamos a ver, fue una perra callejera de «altos vuelos». Los perros que conquistaron el espacio
Todo el mundo conoce a la perra rusa Laika, el animal más famoso del programa espacial Puesto que se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la Tierra en una cápsula artificial, No obstante la pobre no volvió para contarlo. Mejor suerte tuvieron dos perros callejeros rusos que aparte de orbitar nuestro planeta retornaron sanos y salvos. Se llamaban Belka (Blanquita) y Strelka (Flechita), y su aventura Tuvo lugar en 1960. Una de los descendientes de Strelka se dirigió Pushinka (Peludita), la perrita de los Kennedy. En este sentido tal y como todos los cánidos cosmonautas estos dos animales no superaban los seis kilos de peso y tenían un aspecto realmente entrañable. El arca de Noé soviético
Un 19 de agosto de hace ahora sesenta años el Sputnik-5 –el mismo nombre que la vacuna rusa frente a la COVID-19- despegó Desde la estación espacial de Baikonur. El directivo Vladímir Yazdovski no lo perdió de vista Durante las veinticuatro horas que orbitó nuestro planeta. La elección de dos perros callejeros no había sido casual, los científicos soviéticos defendían que esta ocasión les hacía más dóciles, domesticables y duros frente la adversidad, a su vez, si el resultado no era el previsto no había que dar explicaciones a absolutamente nadie. En otras palabras, todo eran ventajas. Las dos perras acudieron embutidas en un Sólo satélite de más de cuatro mil seiscientos kilos de peso con el que dieron diecisiete vueltas a la Tierra. Para ser sinceros, el Sputnik-5 fue un arca de Noé, pues junto a Los dos cánidos viajaban un conejo gris, cuarenta ratones, dos ratas, moscas, plantas, hongos y Ciertas bacterias. Sangre rusa en la Casa Blanca
El Politburó vendió a bombo y platillo aquel victoria de su agencia espacial, Pero a decir verdad hubo ciertos «problemillas» técnicos. Por ejemplo, tiempo acto seguido se supo que Belka convulsionó en la 4ta órbita, motivo por el cual se decidió que A partir de ese instante todos y cada uno de los vuelos tripulados se reducirían a tres órbitas. Strelka y Belka se convirtieron en verdaderas estrellas mediáticas y De este modo tal y como tales vivieron hasta el final de sus días. Nunca más volvieron a contribuir en ninguna expedición orbital y las autoridades las pasearon por colegios y De la misma forma institutos de toda la URSS. Por su comunicado, Pushinka –la perrita rusa en suelo estadounidense- se «desposó» con Charlie, el perro del presidenta Kennedy, con el que tuvo cuatro cachorros: Butterfly, Streaker Tips y Blackie. Se puede decir que se dirigió un romance ruso-americano en la poco ardiente Guerra Fría. Para finiquitar, recordemos la letra de «Laika» (1988), la canción del conjunto Mecano que homenajeó a la perrita cosmonauta: «Era rusa y lleva por nombre Laika / Ella era una perra muy normal / Pasó de ser un corriente animal / A ser una estrella mundial…». M. Jara Pedro Gargantilla es médico internista del Centro médico de El Escorial (Madrid) y autor de Múltiples libros de divulgación.