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En el momento en que Mark Twain desmontó la pseudociencia de la frenología

La «craniometría», utilizando la terminología de su creador, fue fundada en el siglo diecinueve por el alemán Franz Joseph Gall (1758-1828). Según este personaje, tanto las inclinaciones básicas de una persona De esta forma como su talento pueden ser identificadas A través de una rápida palpación del cráneo. Para los frenólogos decimonónicos la existencia de bultos en la cabeza era señal de que en el cerebro subyacente había una región hipertrofiada, al tiempo que, si el sujeto lo que debía era una depresión ósea, lo cual se traducía era un área cerebral hipodesarrollada. Los hermanos Fowler
El país más receptivo a la frenología fue EEUU, en donde alcanzó a contar enormes repercusiones a escala social y económica, Gracias a que se produjeron numerosas aplicaciones. En este país alcanzaron cierto renombre los hermanos Fowler –Lorenzo y Orson- que llegaron a publicar sendos libros que abordaban las diversas aplicaciones de la frenología en la vida diaria. Según ellos, por medio de esta «ciencia» se podía escoger Desde la mujer ideal hasta el empleado perfecto. Los Fowler fundaron el colegio Frenológico de la ciudad de Inédita York, que albergaba miles de pinturas, esqueletos y bustos frenológicos. De esta manera como un Gabinete Frenológico –al que bautizaron De exactamente la misma manera que Gólgota- con una abundante colección de calaveras que se usaban Tal y como fines de investigación. Twain desmonta la frenología
Los hermanos Fowler abrieron con su firma -en 1863- una sucursal en Londres y hasta ella se desplazó Mark Twain en una de sus varias giras europeas. No viajó un partido casual, el escritor estadounidense ya había tenido vivencias en su pueblo natal con los frenólogos a los cuales tachaba de charlatanes y embusteros. Twain se anunció con un pseudónimo y pidió que se le realizase un estudio frenológico. El propio escritor relató tiempo después que le recibieron con cierta indiferencia, que le exploraron de forma somera y que Acto seguido de eso le dieron un minucioso relevamiento. Entre los Múltiples comentarios se decía que «poseía un coraje sorprendente, un espíritu de atrevimiento anormal y una audacia que no debía límite». Para ser honestos, razón no les faltaba. Twain pagó gustosamente por los servicios prestados y retornó tres meses acto seguido, solicitando una nueva evaluación. En esta oportunidad se presentó con su verdadera identidad, omitiendo su 1era visita. Conforme él relataría posteriormente, no viajó reconocido por los Fowler y Tras un minucioso estudio el resultado fue distinto al primero, lo que ponía en entredicho la validez de la frenología. No satisfecho con esto, años luego -ya en la ciudad de Nueva York- se sometió a una 3era valoración. En esta oportunidad la exploración viajó llevada a cabo por otro miembro de la familia Fowler, uno de los hijos de Lorenzo. Al idéntico que había supuesto Twain, el resultado tampoco se ajustó a ninguno de los precedentes. Y es que la frenología, Del mismo modo que la teoría de los humores o el mesmerismo, fue una aproximación a la ciencia, dentro de un marco histórico determinado. Con las limitaciones propias de la época los frenólogos procuraron solucionar fenómenos neurológicos a los que tan Sólo se Halló solución en la centuria siguiente. Pedro Gargantilla es médico internista del Centro médico de El Escorial (La capital de España) y cantautor de Múltiples libros de divulgación.