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Hallan pruebas de que la Luna pudo haber protegido la atmosfera de la Tierra primitiva

La Tierra primitiva no era un sector agradable para vivir. Hace unos 4.500 millones de años, nuestro planeta recibió el impacto de Theia, un objeto del tamaño de Marte, que literalmente arrancó comunicado de él y lo calentó a miles de grados. Tan «solo» 500 millones de años acto seguido, nuestro hogar había recibido una lluvia de asteroides que provocaron que su superficie se fundiera. Y Mientras que todo esto ocurría, un joven
Sol, que Si es que bien era mucho menos brillante y más frío que ahora, azotaba el espacio con violentas y poderosas llamaradas, Asimismo de un salvaje viento solar. Frente todo esto, es prácticamente un milagro que la Tierra consiguiera evolucionar posteriormente a un mundo con una acogedora atmosfera propicia para albergar la vida. De hecho, tendríamos que agradecer a Theia su choque, Porque esos trozos que se separaron de nuestro planeta terminaron formando la Luna. Y una inédita investigación publicada en «Science Advances» muestra que el campo magnético de la Luna podría haber protegido a la Tierra de todo el peso de la ira de nuestra estrella. «Parece ser que la Luna tuvo una enorme barrera protectora que salvó del viento solar a la Tierra. Esto fue fundamental para la capacidad de nuestro mundo para preservar su atmosfera A lo largo de ese momento», explica para ScienceAlert el físico Jim Green, científico líder de la NASA y cantautor primordial del nuevo estudio. El campo magnético de la Luna
Hasta hace parcialmente poco, se consideraba que la Luna era un trozo de roca sin vida. En seguida no tiene un campo magnético, con lo que se aceptó que jamás lo poseyó, Puesto que es muy chiquita y puede que no haya mantenido el efecto dínamo requerido. Sin embargo todo cambió En el momento en que enviamos a los primeros hombres en la década de los 70 y las rocas que trajeron a la Tierra evidenciaron que en realidad sí había tenido un sector magnético en la antigüedad y, a su vez, muy similar al nuestro. El ámbito magnético de la Tierra es el resultado de una dínamo, un fluido -en este caso, el hierro fundido del núcleo- que gira y conduce la electricidad, convirtiendo la energía cinética en energía magnética, que concluye saliendo al espacio en una especie de escudo terrestre que envuelve al mundo. La Luna También tuvo un núcleo activo hasta hace entre 1.000 y 2.500 millones de años, instante en el que el satélite se enfrió hasta el punto en el que el núcleo de hierro se solidificó. Campos magnéticos conectados
Ademas, hace 4.000 millones de años, la Luna estaba a tan Sólo 130.000 kilómetros de distancia (La jornada de hoy se encuentra a unos 385.000). Por otra parte, nuestro planeta De la misma forma giraba más rápido entonces: un jornada eran Solo cinco horas. A medida que la rotación del planeta se ralentiza, la Luna retrocede a una velocidad de más o menos 3,82 centímetros al año. Green y su club querían saber de qué forma interactuaría el lugar magnético de la Luna con el de la Tierra en esas condiciones, por lo cual diseñaron un modelo de ordenador. Con él descubrieron que los sectores magnéticos de Los dos cuerpos estuvieron conectados A lo largo de los polos. Este ámbito magnético combinado habría protegido a la atmosfera de la Tierra de ser destruida por el viento solar. La Tierra, la Luna y sus ámbitos magnéticos unidos – NASA
El misterio del nitrógeno en el regolito
Esta teoría explicaría De la misma forma el nitrógeno hallado en el regolito lunar -capa de polvo de rocas trituradas que cubre la superficie de nuestro satélite-, que Según los últimos indicios no pertenece a la Luna, Sino más bien que alcanzó de otro sector. Las simulaciones sugieren que la Tierra y la Luna podrían haber intercambiado gases atmosféricos y, en consecuencia, un mecanismo de intercambio de nitrógeno. Los modelos indican que Los dos sectores magnéticos continuaron unidos hasta hace unos 3.500 millones de años, lo cual coincide con el tiempo de la atmosfera lunar, De este modo Del mismo modo que con la obliga del sector magnético, que se ha probado que alcanzó su punto máximo hace aproximadamente 4.000 millones de años. En otros términos, la Luna pudo ser una clave mucho más esencial en el surgimiento de la vida en la Tierra.