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Las posibilidades de vida en Venus se desinflan, No obstante no mueren

El 14 de septiembre la noticia de la detección de posibles huellas de vida en Venus daba la vuelta al planeta y devolvía a la palestra a este olvidado mundo. Un club de estudiosos aseguraba haber detectado fosfina, una molécula compuesta por un átomo de fósforo y tres de hidrógeno que en la Tierra Sólo es producida por microorganismos o bien químicos. En un Sólo estudio publicado en «Nature Astronomy», el club de Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), explicaba que no hay ningún mecanismo geoquímico conocido en Venus que genere fosfina. Por eso, sugerían que, o bien existe algún nuevo mecanismo que la produzca, o es un residuo liberado por microorganismos suspendidos sobre las nubes de Venus. Por tanto, su investigación abría la posibilidad de que la fosfina sea un biomarcador, una potencial huella de vida, en Venus. Enseguida, los engranajes de la ciencia se pusieron en marcha. Los especialistas en el ámbito Empezaron a analizar el estudio, a contrastarlo y a reproducirlo. Desde entonces, se han publicado varias investigaciones que cuestionan los resultados publicados en septiembre, y que ponen en duda la presencia de fosfina. Se cometieron equivocaciones al examinar la fosfina
Esta semana, los propios autores del polémico artículo han publicado una nueva investigación en la que han confirmado la señal de fosfina. No obstante, en este ocasión han concluido que existen unos niveles de esta molécula siete veces más bajos a los calculados originalmente, y que en el anterior trabajo se cometieron equivocaciones en el procesamiento de los data. Estas conclusiones se han presentado esta semana en una diálogo del Grupo de Análisis de Exploración de Venus (VEXAG). Estos nuevos análisis se han realizado con observaciones del telescopio Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile. Llevan a finalizar que por encima de la capa de nubes de dióxido de azufre de Venus hay fosfina en una concentración de alrededor de una comunicado por mil millones. Por ende, es menos abundante de lo que se creía, Pero continua estando ahí: «Volvemos a contar la línea de fosfina», ha subrayado Jane Greaves. La sutil huella de una molécula en Venus
El estudio publicado en septiembre se basó en data recogidos por ALMA y el Telescopio James Clerk Maxwell (JCMT), en Hawái, U.S.A.. Estos instrumentos midieron la radiación emitida por Venus, y que permite estudiar la composición de su atmosfera. Esto es posible Gracias a las líneas de absorción del espectro, que indican qué moléculas están absorbiendo parte de la energía emitida por el planeta (por servirnos de un ejemplo, la Tierra presenta líneas de absorción de oxígeno o de ozono, por el hecho de que estas moléculas están en la atmosfera). Aunque, Al igual que los telescopios ALMA y JCMT están en la Tierra, El instrumental no Sólo detectan las líneas de absorción de los gases de la atmósfera de Venus, Sino que También los de nuestro planeta. De ahí que, el club dirigido por Jane Greaves tuvo que diseñar un complejo modelo para eliminar ese explosión de señales terrestres, a la vez que se buscaba una señal muy tenue. Ciertos investigadores alertaron de que estos ajustes acudieron tan agresivos que podrían haber generado un falso positivo de fosfina. Los análisis más recientes han mostrado que De esta manera ha sido, en parte, pues se detectó en exceso. Tras encontrar errores y recalibrar las mediciones, el club de Greaves ha vuelto a hallar la línea de fosfina. Sus niveles serían más bajos que los calculados en septiembre, Sin embargo siguen sin poder ser explicados por erupciones volcánicas o rayos en Venus, Conforme estos científicos. Desacuerdo entre científicos
Estos bajos niveles de fosfina concuerdan con un estudio publicado en octubre en «Astronomy & Astrophysics« y comandado por Therese Encrenaz, astrónoma en el Observatorio de París. Sus observaciones, realizadas A lo largo del Telescopio de Infrarrojos de la NASA, en Hawái, no lograron advertir la línea de fosfina. Aunque, el límite inferior de detección de este instrumento, de al menos cinco partes por mil millones, sugirió que al menos no hay más de esa concentración de fosfina. Y esto coincide con la concentración de una parte por cada mil millones calculada por Jane Greaves. a su vez de eso, surgen Varios discrepancias. Por servirnos de un ejemplo, Encrenaz ha afirmado que la fosfina no puede estar a 55 kms de altura, De La misma manera que sostiene Greaves, Sino más bien más bien que a 70. Y, en un artículo enviado a «Nature Astronomy», Geronimo Villanueva, astrónomo planetario de la NASA, ha explicado que las lecturas captadas por ALMA y estudiadas por el Equipo de Janes Greaves podrían explicarse, al menos en parte, por la presencia de dióxido de azufre, el componente de las nubes de Venus, y no por fosfina. Si es que bien, Villanueva ha reconocido que el dióxido de azufre no puede explicar por sí Solo las lecturas. Por otra parte, Rakesh Mogul, bioquímico de la Universidad Politécnica del Estado de California, en Ponoma, ha encontrado pruebas que apoyan las observaciones de fosfina en los datos recogidos por la misión Pioneer-Venus en 1978. Esta misión proyectó una sonda que atravesó la atmósfera de Venus y que detectó una molécula basada en fósforo que podría ser fosfina. «Creemos que el gas más sencillo que encaja con estos data es fosfina», ha explicado Mogul en El encuentro del VEXAG. El proceso científico
«El proceso científico está funcionando», ha dicho en «Nature.com» Bob Grimm, científico planetario del Instituto de Southwest Research Institute en Boulder, Colorado. Fácilmente, acto seguido del esencial anuncio de septiembre, muchos científicos han hecho importantes esfuerzos para probar o descartar las observaciones de fosfina. Según ha dicho en «Sciencemag.org» Colin Wilson, científico planetario de la Universidad de Oxford, y coautor del artículo firmado por Villanueva, «todavía es demasiado pronto para saber dónde acabará la montaña rusa de la fosfina de Venus». La esperanza está puesta en las observaciones que ALMA realizará el año procedente y en futuras misiones a Venus. «Tanto si encontramos fosfina Del mismo modo que si es que no, posiblemente vamos a descubrir algo nuevo», ha concluido este estudioso.