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El legado de Ramón y Cajal: olvidado en un Solo trastero A partir de hace más de 30 años

«Amigo Tello: yo sigo idéntico. La diarrea no A mí me deja ni de jornada ni de noche. La inapetencia es completa. Hasta los medicamentos los vomito (…). Los amigos doctores están decididos y aún esperanzados de que unas inyecciones de suero Me favorecerían (…) Allí Vamos a ver. Mientras que tanto estoy afónico, no puedo leer ni comer y las fuerzas se agotan». Estas líneas las escribía Santiago Ramón y Cajal el 17 de octubre de 1934. A partir de su cama rubricaba con letra temblorosa y torcida la que aún sería su penúltima carta, dirigida a Francisco Tello Muñoz, su mano derecha y posterior albacea, tan Sólo unas horas Ya antes de morir. Ya había dado órdenes de que todos los enseres personales que había dejado… Ver Más