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La Corriente del Golfo se está parando, y podría parar por completo

La Corriente del Golfo, uno de los principales reguladores del clima de la Tierra, se está moviendo ahora más despacio de lo cual lo ha hecho en los últimos 1.600 años. Esa es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo por investigadores de Irlanda, Gran Bretaña y Alemania y publicado en ‘Nature Geoscience’. El culpable, Según los científicos, es el cambio climático provocado por las actividades humanas. Esta desaceleración, a su vez, afectará a los patrones climáticos y al nivel del mar en ambas orillas del Atlántico. En medio los últimos mil seiscientos años, afirma el estudio, la Corriente del Golfo, Además denominada Circulación de Reversión Meridional del Atlántico (AMOC) nunca había sido tan débil Tal y como en las últimas décadas. Para llegar a esa conclusión, los investigadores se basaron en data recogidos eminentemente de ‘archivos naturales’ Del mismo modo que anillos de árboles, sedimentos oceánicos, núcleos de hielo o corales, remontándose a muchos cientos de años en el pasado para reconstruir el historial de la corriente. La desaceleración observada A lo largo del siglo XX, comentan los creadores del estudio, no tiene anteriores en el último milenio. La Corriente del Golfo inicia alrededor la península de Florida, transportando agua superficial cálida hacia Terranova, en el norte, Ya antes de serpentear cara el este A lo largo del Atlántico. En el momento llega al Atlántico norte, el agua superficial cálida se vuelve más fría, más salada y más densa, hundiéndose en las profundidades del mar Antes de ser conducida hacia el sur de nuevo, donde el ciclo se repite. Conforme explica Stefan Rahmstorf, del Colegio de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático PIK y intérprete y escritor primordial del estudio, la corriente «mueve alrededor 20 millones de litros cúbicos de agua por segundo, casi 100 veces más que el caudal del Amazonas». «Por 1era vez -prosigue el investigador-, hemos combinado una serie de estudios previos y hemos descubierto que dan una imagen coherente de la evolución de la Corriente del Golfo En medio los últimos 1.600 años. Los resultados sugieren que la AMOC se ha mantenido parcialmente estable hasta finales del siglo XIX. Con el final de la chiquita edad de hielo alrededor de 1850, las corrientes oceánicas Comenzaron a declinar, con un 2do declive más drástico A partir de mediados del siglo XX». El informe singular de 2019 sobre los océanos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ya concluyó con un grado de confianza media «que el tránsito de Reversión Meridional del Atlántico (AMOC) se ha debilitado en relación al periodo 1850-1900». «El nuevo estudio -añade Rahmstorf- proporciona más patentiza independiente para esta conclusión y la coloca en un Sólo contexto paleoclimático a más largo plazo». El caso tiende a empeorar
Las probabilidades de que el caso mejore en el futuro, Conforme explica Levke Caesar, climatólogo de la Universidad de Maynooth, en Irlanda, y 1er firmante del estudio, no Sólo son escasas, Sino más bien todo semeja indicar que las cosas tenderán a empeorar A lo largo de las futuras décadas. En verdad, si es que el calentamiento global se sostiene a su ritmo actual, la Corriente del Golfo superará cara el año 2100 un ‘punto de inflexión’ crítico que la llevará a frenar por completo, independientemente de cómo sea el clima en ese momento. «Si la Corriente del Golfo cruza ese punto de inflexión -concluye Caesar- seguirá debilitándose aun si hemos logrado detener el calentamiento global. Después se ralentizará mucho, incluso hasta el punto de detenerse por completo». ¿Por qué se ralentiza la corriente?
Los modelos climáticos llevan tiempo prediciendo una desaceleración de la Corriente del Golfo Al parecido que contestación al calentamiento global causado por los gases de efecto invernadero. El calentamiento, en efecto, perturba el mecanismo que mueve el agua cálida y salada cara el norte, donde se enfría y se vuelve más densa para volverse a hundir en las profundidades y regresar al sur. El incremento de las precipitaciones, en efecto, y el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, añaden agua dulce a parte superficial del océano. Lo cual reduce su salinidad y por consiguiente la densidad del agua, inhibiendo su hundimiento y debilitando De este modo el flujo de la corriente. Esta ralentización También se ha relacionado con un enfriamiento sustancial del Atlántico Norte Durante los últimos cien años, una suerte de ‘gota fría’ predicha hace tiempo por los modelos climáticos Tal como resultado de un AMOC debilitado y que transporta menos calor a esta zona. Preocupantes consecuencias
Las consecuencias de la desaceleración de la Corriente del Golfo podrían repercutir de muchas maneras en los residentes de Los dos lados del Atlántico. Conforme explica Caesar, «el flujo de superficie del AMOC cara el norte conduce a una desviación de las masas de agua cara la derecha, lejos de la costa este de los EE.UU. Esto es Gracias a la rotación de la Tierra, que desvía los objetos en movimiento, Tal y como las corrientes, cara la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur. A medida que la corriente se ralentiza, este efecto se debilita y se puede acumular más agua en la costa este de los EE.UU, lo cual hará que aumente el nivel del mar». Al otro lado del Atlántico, en Europa, las cosas no serán mucho mejores. La desaceleración de la Corriente del Golfo, en efecto, podría manejar a eventos climáticos más extremos, Del mismo modo que un repuesto en la trayectoria de las tormentas invernales que vienen del Atlántico, que serán cada vez más intensas. Otros estudios encontraron De la misma forma otra clase de consecuencias, De esta manera como olas de calor extremo o bien una disminución de las lluvias de verano. «Si continuamos impulsando el calentamiento global -concluye Rahmstorf- el sistema de la Corriente del Golfo se debilitará Aún más, entre un 34% y un 45 POR CIENTO para 2100, Conforme la última generación de modelos climáticos. Y eso podría acercarnos peligrosamente al punto de inflexión en el que el flujo se vuelve inestable».