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Los avances tecnológicos que trajo la llegada a la Luna

Uno de los mayores hitos de la historia de la humanidad se desencadenó el 20 de julio de 1969, en el horario Neil Armstrong se convirtió en la 1era persona en transitar por nuestro satélite. Aquel ‘pequeño paso para el hombre’ supuso una gran revolución tecnológica para la humanidad. [Especial 50 años de la llegada del hombre a la Luna]. El proyecto Apolo, que llevó a una docena de astronautas a la Luna, tuvo un costo aproximado de unos doscientos mil millones de dólares actuales, el cual revirtió en sorprendentes avances para la vida rutinaria. Muchas de aquellas conquistas hubieran sido imposibles de imaginar por nuestros antepasados. De la manta térmica a los alimentos liofilizados El cohete y el ordenador a bordo acudieron dos desarrollos clave para el triunfo del viaje. Antes del programa Apolo todas y cada una y cada una de las aeronaves eran conducidas de forma mecánica por los pilotos Mediante cables a los cuales conectaban sus instrumentos de control, Del mismo modo que podían ser los alerones o el timón de cola. En el 1er viaje a la Luna los ingenieros de la NASA diseñaron un sistema de guía por computadora que permitía la navegación tanto del módulo comando Apolo De este modo tal y como del módulo nodular. a su vez, se protegió a los astronautas con trajes especiales para eludir los efectos nocivos de la radiación, aquellos artilugios darían lugar, con el paso del tiempo, a las mantas térmicas que se usan en los rescates sanitarios. En la búsqueda de naves espaciales livianas se dirigió exacto diseñar nuevos alimentos, un reto al que no se habían enfrentado los técnicos de los programas precedentes –Mercury y Gemini– Gracias a que las misiones eran de menor duración. La solución que se Halló viajó la liofilización, que consistía en sacar a temperaturas muy bajas el agua de la cocina fresca recién cocinada, para luego agregar agua caliente en la fecha se desease consumir. Poco tiempo más tarde aquellos primeros alimentos liofilizados Empezaron a hacer su aparición en las estanterías de nuestros centros comerciales. De los MP3 a los cambios fronterizos
Los elementos tecnológicos acudieron rediseñados para eludir que ocuparan demasiado espacio y que su peso dificultase el despegue, a su vez de que pudieran incrementar el consumo de combustible. Las derivadas de aquellas necesidades se tradujeron en la miniaturización tecnológica que cohabita en nuestros hogares. Solamente basta con comparar los radiocasetes de los años setenta con los actuales MP3. Para poder conservar la comunicación con el Apolo 11 se dirigió necesario instalar enormes antenas de transmisión en diversos puntos del mundo –el conocido Al idéntico que Deep Space Network– lo cual sentó las bases del complejo sistema de telecomunicaciones que gozamos en estos momentos. Por extraño que nos pueda parecer en 1959 la cartografía de nuestro mundo era incompleta, Porque nunca habíamos observado la Tierra A partir de el exterior. La fotografía que se tomó A partir de el Explorer VI permitió ajustar fronteras, detectar nuevos lugares y medir con mayor exactitud cordilleras. El programa Apolo supuso una verdadera revolución en todos estos aspectos. En el espacio una fracción de segundo podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte de los astronautas, con lo que se hizo necesario el desenvolvimiento de mejores cronómetros. Sus herederos son los que lucimos actualmente en nuestras muñecas. A todos estos progresos habría que incorporar la luz LED, los revolucionarios nanomateriales, los detectores de humo, el diseño de trajes con tela ignífuga, la 1era aspiradora inalámbrica, la comida para bebés, los marcapasos capaces de ser monitorizados a distancia, las celdas solares o bien los termómetros infrarrojos, entre otros muchos inventos. Con la calma que deja la distancia, las icónicas palabras de Neil Amstrong, aquel guiño a la Historia, no pudieron ser más acertadas. Pedro Gargantilla es médico internista del Sanatorio de El Escorial (La capital de España) y cantautor de Varios libros de divulgación.