Hace cerquita de 25 millones de años, nuestros antepasados perdieron repentinamente su cola, un utilísimo apéndice que nos había acompañado En medio muchos millones de años. Ahora, un Plantel de genetistas de la Universidad de Inédita York ha encontrado la mutación exacta que impide que a los simios hominoides, de los que nuestra especie manera comunicado, les crezca la cola. Si es que tienen razón, a su vez, la pérdida no habría sido gradual, Al idéntico que se pensaba Hasta ahora, Sino súbita y repentina. En palabras de Itai Yanai, uno de los autores del estudio recién publicado en bioRxiv, “la cola se perdió de un Sólo golpe”. Bo Xia, primer firmante del estudio, asegura que de niño solía preguntarse la razón por la que los humanos, a diferencia de muchos otros animales, no tenían cola. A continuación, el investigador sufrió una lesión en el coxis (que es un vestigio de las colas de los mamíferos): “Fue verdaderamente doloroso -afirma. Y A mí me continuaba recordando que una vez la cola formó una parte de nuestro cuerpo”. Ese accidente se dirigió lo cual llevó a Xia a examinar la base genética de esa pérdida. Cualquier mutación involucrada en la pérdida de la cola, pensó el científico, tiene que por fuerza estar presente en los simios hominoides, Pero no en los monos, que todavía la conservan en la actualidad. De modo que Xia y sus colegas emprendieron un estudio en el que compararon las versiones en simios y monos de 31 genes de manera directa implicados en el desarrollo de la cola. “La pérdida de la cola -escriben los investigadores en su artículo- es uno de los principales cambios evolutivos anatómicos que se han producido a través del linaje que condujo a los humanos y a los ‘simios antropomorfos’. En medio mucho tiempo se ha considerado que esta reprogramación morfológica en los homínidos ancestrales acomodaba un estilo característico de locomoción y contribuía a la evolución del bipedalismo en los seres humanos. Aunque, se ignora el mecanismo genético exacto que facilitó la evolución de la pérdida de cola”. Archivo
La contestación está en el ‘ADN basura’
Al no hallar nada en las zonas que codifican proteínas, los estudiosos ampliaron su busca para fijarse en los fragmentos de ‘ADN basura’ que había dentro de esos genes. En concreto en los ‘intrones’, complejos paquetes de data incluídos en las instrucciones genéticas para construir proteínas, No obstante que son eliminados por el ARN mensajero Ya antes de la copia del gen a fin de que esas instrucciones puedan funcionar. Xia y sus colegas encontraron que en el interior de un gen concreto de la cola (el TBXT) de un lejano antepasado de los simios actuales una ‘secuencia Alu’ había ‘aterrizado’ justo en medio de un intrón. Las secuencias Alu son una suerte de ‘parásitos genéticos’ secuencias cortas que se copian y se pegan A través de todo el genoma. Conforme Yanai, “tenemos hasta un millón de secuencias Alu ensuciando nuestro genoma”. En general, el hecho de que haya un elemento Alu dentro de un intrón no supondría ninguna diferencia, Porque se eliminaría Durante la copia al mismo tiempo que el intrón. No obstante en un Solo caso así, los investigadores vieron que había una segunda secuencia Alu, y escrita en orden inverso. Expresado de otro modo, que las dos secuencias Alu eran complementarias, y Xia se dio cuenta de que se unían formando un bucle en el ARN mensajero. El efecto sería idéntico al de encontrarse, en el manual de instrucciones para efectuar un mueble (la proteína TBXT) Múltiples páginas pegadas y De la misma forma ilegibles. O sea, que a la proteína ya ensamblada le faltaba una pieza clave. El Equipo llevó a cabo Varios experimentos para comprobar si efectivamente era De este modo. Por ejemplo, demostraron que los ratones con esta mutación producen una mezcla de proteínas TBXT de longitud completa y de bits perdidos, Del mismo modo que están haciendo los simios, y que esto Normalmente resulta en la pérdida completa de sus colas. Lo que el hallazgo no puede decirnos es por qué exactamente nuestros antepasados perdieron la cola. Es decir, por qué esta mutación en concreto fue seleccionada por la evolución. La mayoría de las explicaciones propuestas implican que las colas son una desventaja Cuando los primeros simios Empezaron a moverse de una manera diferente, adoptando una postura erguida para caminar. Sin embargo los fósiles sugieren que los primeros simios sin cola todavía caminaban sobre sus cuatro extremidades. Xia y Yanai Creen que, en todo caso, la pérdida de la cola tiene que conllevar una enorme ventaja evolutiva, especialmente si tenemos en cuenta que esta mutación También conlleva una desventaja. Ciertos ratones del experimento, en efecto, desarrollaron anomalías espinales parecidas a la espina bífida. Los investigadores especulan que la tasa relativamente alta de espina bífida entre los humanos es una reliquia persistente de la pérdida de nuestra cola hace tantos millones de años.
