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Megaestructuras alienígenas, la inteligencia eterna y otras visiones de Freeman Dyson

El pasado 28 de febrero la vida de Freeman John Dyson, nacido el 15 de diciembre de 1923 en Crowthorne, Reino Unido, concurria a su objetivo. Tenía 96 años. Este físico teórico y matemático era maestro emérito en el colegio de Estudios Avanzados de Princeton, EEUU, y conocido por sus trabajos en electrodinámica cuántica, física del estado sólido, astronomía e ingeniería nuclear. A partir de pequeño se dirigió un ávido lector de novelas de ciencia ficción y A lo largo de su juventud trabajó en el diseño de una nave de propulsión nuclear para la empresa General Atomics. De ahí que se entiende en parte que Dyson sea célebre no Solo por Múltiples conceptos teóricos Sino que También por Varios visiones sobre el futuro. Entres ellas está la esfera de Dyson, una megaestructura alienígena construida en torno a una estrella, el árbol de Dyson, un árbol modificado para crecer en un Solo cometa o la inteligencia eterna. La esfera de Dyson
Probablemente la idea acerca de el futuro más célebre de este científico sea la esfera de Dyson. El argumento procede de un artículo publicado en 1960 en la gaceta «Science» y titulado «Búsqueda de Fuentes Artificiales Estelares de Radiación Infrarroja». Ahí especula que, en teoría, Desde la Tierra tendría que de ser posible ver estrellas en el espacio en las que detectásemos una huella de una civilización extraterrestre. Estimó que las civilizaciones más avanzadas se expanden hasta el punto de necesitar toda la energía que viene de su sistema solar. Por eso, considera que la solución definitivo para ellas sería fabricar un caparazón en torno a sus estrellas, una esfera de Dyson, con el que explotar toda la energía producida. «Uno podría esperar que, unos pocos miles de años ahora de iniciar su etapa de desenvolvimiento industrial, cualquier especie inteligente pudiera estar ocupando una biosfera artificial en los alrededores de su estrella madre», afirmó Dyson. Originalmente consideró que estas estructuras podrían estar formadas por nubes de hábitats espaciales del tamaño de asteroides, Si bien algunos creadores de ciencia ficción transformaron este concepto en una corteza sólida o bien en versiones aún más imaginativas. Curiosamente, y tal Así tal y como el propio Dyson reconoció, el concepto general de la esfera de Dyson nació en una novela de ciencia ficción firmada por Olaf Stapledon en 1937 y de nombre «Star Maker». Lo más interesante es que estas megaestructuras de origen artificial deberían de ser detectadas Desde la Tierra, en caso de existir y de situarse al alcance de nuestros instrumentos, Ya que bloquearían la luz visible y emitirían un exceso de energía en forma de radiación infrarroja. Por esta razón, los extraños cambios de brillo detectados en 2015 en la estrella de Tabby llevaron a algunos astrónomos a recordar el concepto de esfera de Dyson. Además de esta, otros científicos han ideado posibles huellas tecnológicas de civilizaciones extraterrestres, Del mismo modo que la sombra de sus satélites de comunicaciones sobre los tránsitos, los momentos en los que los planetas lejanos pasan por delante de sus estrellas. Los árboles de Dyson
Aparte de recomendar echar un vistazo ahí arriba en busca de civilizaciones alienígenas, este Freeman Dyson También ideó una forma de llevar a cabo viajes espaciales en el futuro. Imaginó que en el futuro los humanos podrán manipular cometas espaciales para construir «naves» en las que asentarse o bien recorrer el espacio. Planteó para ello manipular los genes de árboles para hacerles capaces de crecer en cometas, en el interior de oquedades rellenas de aire respirable, producido por estas mismas plantas. Dichos huecos irían cubiertos por una gruesa y transparente capa de aislamiento que permitiera el paso de luz y que los protegería de las condiciones del espacio. Para incrementar la cantidad de radiación que llegase hasta los árboles, Freeman Dyson estimó que un grupo de espejos y anteojos podrían concentrar la luz hasta los agujeros del cometa. La inteligencia eterna
En los setenta, Dyson se dirigió uno de los primeros físicos en estudiar de qué manera será el definitivo del universo, Basándonos en los conocimientos acumulados sobre su naturaleza. Propuso la posibilidad de que las civilizaciones y la consciencia pudieran imponerse al incremento de entropía constante y al terrible destino del universo: las estrellas se apagarán y las galaxias se separarán unas de otras debido del tirón de la energía oscura. Propuso un futuro en el que seres súper avanzados trascenderán la materia, de alguna manera. Podrán almacenar comunicado de la energía del universo y usarán una comunicado para generar sus pensamientos. Una vez consumida esta comunicado, entrarán en un Sólo estado de estasis, en el que el universo deberá lugar enfriándose y expandiéndose. Alguna tecnología desconocida va a poder activar nuevamente el consumo de sus resservas de energía para permitirles pensar nuevamente, sin ni siquiera ser conscientes de sus parones. Este ciclo podría repetirse ilimitadamente, cada vez cada periodos más largos de tiempo, sin que estos seres se dieran cuenta de los cambios de longitud en los parones. De esta forma, podrían proseguir pensando para Siempre y en toda circunstancia y en todo momento. La exploración espacial
Adelantándose a su tiempo, este científico confiaba en que las compañías privadas harían que los viajes espaciales fueran baratos y que pusiesen los viajes al alcance de los ciudadanos y no Solo de los gobiernos. Dyson creía que los costes más bajos son fundamentales para que los emprendedores puedan correr más riesgos y También innovar de una forma notable. «Ninguna ley de la física o bien la biología prohibe que los viajes o bien el asentamiento sean baratos en el espacio», escribió. «Pero es imposible predecir cuánto tiempo llevará». En la actualidad, las compañías privadas están permitiendo abaratar de forma notable el lanzamiento de cohetes y satélites al espacio y otras muchas tendrán clave en la llegada de los astronautas a Luna y Marte en los próximos años. «Mi suposición es que la era de las misiones no tripuladas baratas llegará en los cercanos cincuenta años, y que la era de las misiones tripuladas humanas arrancará a finales del siglo XXI», manifestó. Una vida repleta de intereses
De Freeman Dyson cuentan que con cuatro años procuró calcular el número de átomos del Sol y que era un niño Por norma general rodeado de enciclopedias y de hojas donde hacía cálculos. Inició sus estudios de matemáticas con 17 años y con 19 viajó asignado a la Sección de Investigación de Operaciones (ORS) de la Royal Air Force (RAF), la obliga aérea británica. Allá hizo análisis matemáticos para optimizar la configuración de los bombarderos y la disposición de las formaciones en sus ataques contra la Alemania de Hitler. Entonces fue readmitido en el Trinity College, donde tuvo un despacho cerca del filósofo Ludwig Wittgenstein. En 1947 publicó dos artículos sobre teoría de números y el célebre cantautor, Oliver Sacks, que era amigo suyo, sostuvo que para Freeman Dyson era muy fuerte hacer investigación «subversiva», no Solo no ortodoxa. Pasó por Universidad de Cornell y por la Universidad de Birmingham y trabajó con Richard Feynman. En 1949 inventó las series de Dyson y en 1951 se convirtió en maestro de física de la Universidad de Cornell, entonces dirigida por Robert Oppenheimer. Entre 1957 y 1961 trabajó en el Proyecto Orión, donde se investigó la propulsión nuclear de pulso para naves espaciales y participó en el diseño de TRIGA, un pequeño reactor nuclear empleado por universidades y hospitales para generar isótopos de interés médico. Además hizo investigaciones en física de la materia condensada, hizo demostraciones relacionadas con el principio de exclusión de Pauli e hizo progresos en matemáticas, en los sectores de la topología análisis, teoría de números y matrices. En 1979 trabajó en estudios del clima, viajó presidenta del Instituto de Estudios Espaciales y miembro del grupo JASON. Escribió reseñas de libros y en 2012 se quedó con un resultado relevante investigando el dilema del prisionero.