Ir al contenido

¿Es la vida «inevitable» en el Universo?

¿Cómo dio arranque la vida? Es un de las mayores cuestiones de la Ciencia y simultáneos uno de los misterios más difíciles de solucionar. Para acercarnos algo más a la contestación, un elenco de investigadores liderados por Tomonori Tokani, de la Universidad de Tokyo, concluye de publicar en Sientific Reports un estudio en el que, Por vez primera, combina la Biología con los modelos cosmológicos. La idea era observar cómo exactamente los «ladrillos» de la vida podrían formarse espontáneamente en el Universo. Si hay algo de lo que podemos estar seguros es que la vida existe. Y por consiguiente tiene que haber iniciado en algún momento y en algún sitio. Si es que bien, y A pesar de todos nuestros conocimientos de Biología y Física, los detalles exactos de cómo y en el horario eso Sucedió nos son por completo desconocidos. De ahí que, para ir aportando detalle Después de detalle, abundantes científicos se han dedicado, Desde hacé décadas, a tratar de resolver el misterio. La labor no resulta sencilla. Para empezar, la única vida que conocemos es la de la Tierra, y eso hace que todos y cada uno de los estudios acerca de su origen se limiten a las condiciones específicas que hay en nuestro propio mundo. De ahí que, la inmensa mayoría de las investigaciones analizan los componentes básicos que son comunes, en la Tierra, a todos y cada uno de los seres vivos conocidos, Del mismo modo que el ARN (ácido ribonucleico), una molécula mucho más simple y esencial que el mucho más famoso ADN (ácido desoxirribonucleico). Con todo, el ARN permanece siendo Varios órdenes de magnitud más complejo que los elementos químicos «prebióticos» que se pueden detectar De manera fácil en el espacio o bien pegados a asteroides o planetas sin vida. ¿Cómo se avanzó de esos elementos fundamentales a estructuras complejas, Al semejante que el ARN, y Por último a la vida? El ARN es un polímero, lo cual significa que está hecho de cadenas químicas, en un Sólo caso así nucleótidos. La opinión generalizada es que se Precisa un mínimo de entre 40 y 100 nucleótidos a fin de que se desencadene el comportamiento «autorreplicante» que se Precisa para que la vida exista. Dado el tiempo sufiuciente (algo que no escasea en el Universo, los nucleótidos pueden llegar a conectarse de forma espontánea para formar ARN allá donde se den las condiciones químicas correctas. Si es que bien, estimacines próximos han sugerido que el «número mágico» de entre 40 y 100 nucleótidos no debería haber podido formar ARN en el volumen de espacio del Universo observable. «Afortunadamente -señala Tokani- hay mucho más en el Universo que lo observable. En la moderna Cosmología, se acepta que el Universo experimentó un periodo de rápida inflación, que dio lugar a una vasta región de expansión que está más allí del horizonte de lo que somos capaces de observar de forma directa. Factorizar ese mayor cantidad en modelos de abiogénesis (generación espontánea) aumenta enormemente las posibilidades de que ocurra la vida». En verdad, Sólo el Universo observable contiene alrededor de 10 sextillones (10 elevado a 22) de estrellas. Estadísticamente hablando, la materia en tal volumen debería ser capaz de producir ARN de aproximadamente 20 nucleótidos, lejos de los precisos para que la vida surja. No obstante Debido a la inflación, el Unverso podría contener más de un gúgol (10 elevado a 100) de etrellas. Y si es que ese fuese la ocación, las estructuras de ARN más complejas y que dan sustento a la vida serían, más que probables, prácticamente inevitabes. «Igual que muchos otros en este ámbito de investigación -prosigue Totani- estoy motivado por la curiosidad y las grandes preguntas. La combinación de mi trabajo reciente sobre la química del ARN con mi larga historia de cosmología Me ha llevado a darme cuenta de que existe una forma plausible de que el Universo haya pasado de un estado abiótico (son vida) a uno biótico. Es una idea emocionante y espero que la investigación pueda basarse en ella para encontrar por objetivo el origen de la vida».