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El botón, ese invento revolucionario de la Edad Media

En el momento en que pensamos en la Edad Media rápidamente nos surgen ideas preconcebidas Tal como fanatismo religioso, violencia, periodo oscuro, bárbaro y con escasas o nulas aportaciones intelectuales. Si es que bien, A lo largo de los mil años que duró el medioevo se produjeron progresos tecnológicos importantes en Múltiples disciplinas, Desde la invención de la pólvora hasta el perfeccionamiento de las gafas pasando por la aparición de relojes mecánicos y molinos de agua. En el campo textil las aportaciones más interesantes acudieron la aparición del telar horizontal –en el siglo XI-, la máquina de hilar –hacia el siglo XIII- y la generalización del botón. De muestra un botón… prehistórico
Para ser honestos los primeros botones se utilizaron en la prehistoria. Son varias las investigaciones que han arrojado luz De esta forma, hacia el año 2000 a. C. ya se usaban botones en la cuenta del Indo, una región que ocupaba la actual Pakistán, Afganistán y noroeste de la India. Allá se han descubierto conchas de moluscos, talladas y perforadas con un agujero en el centro que servirían para los cierres de un cinturón o bien para algún adorno ritual. Ya entrados en la Historia, en las primeras civilizaciones –egipcia, sumeria, griega y romana- la moda era emplear prendas de vestir holgadas y con pocas aberturas. Los botones en esa época –fabricados mayoritariamente en marfil- tenían un sentido puramente estético, Ya que la sujeción se realizaba con nudos o alfileres. El botón medieval
En la Edad Media el manipulación de los botones se generalizó lentamente. Hay que tener presente que los tejidos medievales eran muy poco elásticos, siendo exacto el empleo de ganchos, corchetes o, solamente, lazos para ajustar la ropa a las necesidades individuales. Semeja que este artilugio surgió en la Alemania del siglo XII, permitiendo que las damiselas teutonas pudieran lucir ropa entallada, ajustados corpiños o bien, solamente, cerrar las mangas de sus vestidos. En sus comienzos el botón se convirtió en un Solo producto de lujo, Gracias a que los materiales que se utilizaban en su fabricación eran básicamente el oro, la plata y los materiales nobles. Bellos botones esmaltados o bien diminutas piezas doradas guarnecían los jubones de las cortesanas medievales. Poco a poco surgió alrededor del botón una necesidad y, con una ella una reclama artesanal, Porque obviamente en esta época se fabricaba manualmente. Sabemos que en el siglo XII ya existían en Algunas ciudades los gremios de botoneros. En La próxima centuria se abarataron los costos permitiendo que este ingenio estuviera libre a todos y cada uno de los estratos sociales. La manera más fácil para favorecer su difusión viajó usar materiales más asequibles, Al igual que el cobre, el latón o el cristal. Para gusto… los botones
El vocablo botón procede de un término francés que significa “realzar” y es que era precisamente eso lo que se perseguía en sus comienzos, embellecer las prendas de vestir. En el siglo XIII no era inusual hallar un burgués acomodado que tuviera más de una veintena de botones en su ropaje, sin que hubiera dos exactamente iguales. A partir de la Edad Media el botón no ha dejado de reinventarse y utilizarse de las maneras más diversas. A modo de curiosidad, en 1520 el rey francés Francisco I se reunió con Enrique VII de Inglaterra, en la recepción el galo lució un vestido de terciopelo negro al que se habían cosido, Según las fuentes de la época, más de trece mil botones. Ahora el botón, esa “antigualla medieval”, es tan necesario Al parecido que significativo, Pese a que el velcro y la cremallera –zipper- hayan intentado destronarle del mundo de la moda. Ya Solo queda decir aquello de… larga vida al botón. Pedro Gargantilla es médico internista del Centro médico de El Escorial (La capital española) y intérprete y escritor de Múltiples libros de divulgación
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