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Cuando los españoles apenas bebíamos leche

Hace 7.000 años, los europeos comenzábamos a lograr recursos de la ganadería y la agricultura, unos alimentos que luego cocinábamos en vasijas puestas al fuego. Y ya luego, las costumbres gastronómicas cambiaban de unas zonas a otras. Esta es la conclusión a la que ha llegado un Equipo internacional de investigadores dirigidos por la española Miriam Cubas, de las universidades de York y Oviedo, Posteriormente de examinar 260 recipientes con restos alimentarios en 24 yacimientos situados entre Portugal y Normandía, De este modo Del mismo modo que en el Báltico occidental. Los resultados, publicados en la gaceta «Nature Communications», exhiben numerosas evidencias de consumo de leche, relacionadas con la explotación del ganado vacuno, en las islas británicas, Entre tanto que en la península ibérica y Francia son muy escasas, y provienen sobre todo de ovejas y cabras. Los creadores Creen que esta diferencia pudo influir en las mayores tasas de intolerancia a la lactosa que en la actualidad existen entre los pueblos del sur de Europa. Los científicos analizaron los restos moleculares de los comestibles que quedaron en las cerámicas utilizadas para cocinar por esos primeros agricultores europeos En medio mil años. «Hemos recuperado los escombros de los lípidos atrapados en los poros de los recipientes con técnicas de química orgánica que nos comentan a qué alimentos pertenecen», explica Cubas. De este modo, «vimos que las tradiciones culinarias eran bastante ricas», puntualiza. Mientras en la península ibérica se consumía mucha carne de animales rumiantes (cabras y ovejas) cuanto más al norte aparecen más escombros lácteos provenientes del ordeño de vacas. Intolerancia a la lactosa
«Se trata de dos adaptaciones muy distintas, con situaciones ambientales y culturales diferenciadas que se reflejan en la práctica culinaria», señala la investigadora. A su juicio, en el norte, con climas más fríos y menos horas de sol, el consumo de leche podría haber estado más extendido Porque «hace falta mayor aporte calórico y más vitamina D». También, esta diferencia ha podido influir en que sus residentes actuales sean más tolerantes a la lactosa que los pueblos del sur. Una condición, matiza Cubas, que Además está relacionada con los cambios genéticos que trajeron los movimientos de población y las migraciones. Curiosamente, Pero en esa época los recursos marinos era muy frecuentes (se han encontrado numerosos escombros de lapas, bígaros y De la misma forma pescado fluvial en yacimientos costeros), o bien no se cocinaban o se cocinaban de otra manera. «Este sorprendente descubrimiento podría representar que muchos agricultores prehistóricos rechazaron los alimentos marinos en favor de los lácteos, No obstante quizás el pescado y los mariscos solamente se procesaron de otras maneras. Quizá había una especialización para preparar cada alimento», señala la investigadora. En cuanto a las técnicas de cocina, los comestibles se ponían al fuego en una especie de pote con agua. Aunque no hay evidencias del manipulación de especias en esa temporada en la península ibérica, no se descarta su empleo, Puesto que sí se ha identificado en otras partes del planeta.