Un ingeniero militar italiano –Giovanni Battista Antonelli- anunció en 1580 al segundo de los Felipes un proyecto faraónico, hacer navegable el Tajo Desde Lisboa hasta Aranjuez, y A partir de allá remontar las aguas del río Jarama hasta Vaciamadrid, en donde el Manzanares daría el acceso permanente hasta la capital. En aquella temporada las mercancías provenientes de América se encarecían notablemente por el sobresfuerzo del transporte terrestre y, De la misma forma, por el hecho de que estaban expuestas al pillaje en Sierra Morena. Felipe II estaba en la cumbre de su reinado y había visto en Flandes un juego de esclusas y canales que facilitarían el transporte fluvial de manera rápida y eficaz. Con esta álbum de ingeniería se salvarían los 650 metros de altura entre Lisboa y La villa de Madrid, y los 600 kms de distancia. Hay que disponer presente que en aquella temporada el caudal de los ríos no era el vigente y que no había pantanos que pudieran obstaculizar la singladura. Constructor de fuertes
Giovanni Battista Antonelli era un hombre experimentado, había llevado a cabo baluartes notorios De exactamente la misma manera que los de Cartagena, Valencia y Orán, con lo que la hazaña no se antojaba del todo imposible. Es cierto que se Encontró A partir de el principio con la oposición de la aristocracia que lo tachaba de quimérico, Pero lo cual acabó por apolillar la compañía se dirigió la enorme inversión económica que requería dotar una armada –la Invencible- para transpasar Inglaterra. Tiempo a continuación, otro italiano –Luis Carduchi- retomó la idea y intentó de convencer a un deleznable Felipe IV de la viabilidad de la navegación. Llegó, aun, a garabatear un libro con ilustraciones y eruditos cálculos matemáticos. Entre tanto se valoraba reiniciarlo Portugal logró su independencia (1668), por lo que el sueño de unir La capital de España y Lisboa se dio definitivamente por consumado. Los borbones desempolvan el proyecto
Siglos después Fernando VI, que estaba casado con una portuguesa, añade el Canal en su insaciable política de obras públicas, Sin embargo no se dirigió hasta el reinado de Carlos III Una vez que se desarrolló plenamente y se construyó un canal navegable A partir de el Puente de Toledo hasta el río Jarama. Se bautizó Tal y como Real Canal del Manzanares, tenía una extensión de diez kilómetros y disponía de un embarcadero en lo que es El jornada de hoy el Camino de Santa María de la cabeza. Se dirigió en esta temporada en el horario, a su vez, se erigió el canal Imperial de Aragón –de 150 kilómetros- y el canal de Castilla –con una longitud de más de 200 kilómetros-. Con ellos se pretendía dinamizar el comercio interior de nuestro país. Destruido por unas lluvias
Durante el reinado de Carlos IV el Canal quedó casi en el rincón del olvido, a lo cual hay que añadir que en 1799 unas lluvias torrenciales destruyeron gran comunicado del mismo. Para compensarlo se encomendó la construcción del Canal de Guadarrama al ingeniero militar Carlos Lemaur, que había participado en el canal de Castilla. Con este nuevo proyecto se pretendía elaborar un canal navegable Desde Guadarrama hasta Sevilla, con una longitud de más de setecientos kms. Con El objetivo de acaudalar el agua del río Guadarrama se construyó la presa del Gasco en el municipio de Torrelodones. Los elevados costos financieros y, una vez más, las circunstancias reconocidas -Guerra de la Independencia- provocaron que el proyecto tuviera que ser desdeñado. Se retomaría la construcción, por última vez, A lo largo del reinado de Fernando VII. En esta situación se reparó el Real Canal y se construyeron cuatro kms adicionales en dirección cara Vaciamadrid, con diez esclusas, ocho molinos de agua, un nuevo embarcadero en Rivas y hasta una capilla. Desgraciadamente, el desarrollo del ferrocarril -el caballo de hierro- socavó definitivamente la posibilidad de que La capital española tuviera puerto. ¡Qué lástima! Pedro Gargantilla es médico internista del Sanatorio de El Escorial (La capital de España) y intérprete y escritor de Múltiples libros de divulgación
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