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Las matemáticas detrás de los aviones aliados de la 2da Guerra Mundial

Los cielos de Europa, Asia y África acudieron testigos de excepción de la barbarie humana A lo largo de la 2da Guerra Mundial, debido al protagonismo que cobraron los aviones de guerra. A lo largo de los primeros años, el tipo de aeronaves que más bajas presentaba entre los aliados eran los bombarderos. Las razones parecían evidentes, se trataba de aparatos de gran tamaño, lentos y con una trayectoria muy predecible, lo cual les hacía especialmente vulnerables a la acción de los cañones antiaéreos. Los derribos tenían dos aristas, Por una parte estaba la reposición del aeroplano, la producción era muy lenta y costosa y, por otro, las vidas humanas, Puesto que en estos aviones la tripulación estaba en torno a nueve personas, muy superior a los monoplazas o bien biplaza de los aviones de caza. Científicos ayudando a pilotos
La primera medida que se adoptó viajó robustecer el blindaje de los bombarderos, hacerlos más resistentes al fuego enemigo y a los aviones de caza teutones. Pero, ¿qué una parte del avión había que fortalecer? No se podía apuntalar todo el fuselaje Porque incrementaría tanto el peso que reduciría sus prestaciones y le haría perder efectividad. Era prioritario elegir las zonas del aeroplano más susceptibles de percibir impactos que se tradujeran en pérdidas. Por esta razón, a continuación de cada misión se revisaban minuciosamente los impactos recibidos en cada uno de los aviones y cuántos bombarderos habían sido derribados. En un principio se aceptó que las zonas del aeroplano con mayor número de impactos eran las áreas más frágiles del avión y las que, en principio, se deberían reforzar. Un análisis inicial detectó una mayor concentración en las alas, en el timón de cola y en el cuerpo central de fuselaje, mientas que en el morro y en la zona entre las alas –la correspondiente al motor y a la cabina- el número de impactos era mucho más reducido. El blindaje de los puntos fuertes
Antes de proseguir con el proyecto, el ejército pidió la colaboración de un conjunto de expertos matemáticos de la Universidad de Columbia de Nueva York. Allá se encontraban figuras tan destacadas De exactamente la misma forma que W Allen Wallis, Frederick Mosteller, Jacob Wolfowitz o Leonard Jimmie Savage. No obstante el personaje clave de esta historia se dirigió Abraham Wald (1902-1950), un científico que huyó de Viena por su condición de judío. Se dirigió él quien desarrolló el análisis secuencial, el tratamiento que mejoró sustancialmente el control de la calidad industrial. Wald demostró que, A veces, lo evidente no es lo correcto. Defendió la hipótesis de que si los aviones que regresaban tenían menos impactos en ciertos de los lugares del aeroplano, de lo que cabría aguardar, era por el hecho de que quizá los aviones alcanzados en esas regiones habían sido derribados, Puesto que eran las más frágiles del aparato. En otras palabras, planteaba reforzar las zonas del aeroplano en donde no había impactos. El científico judío partió de la base de que no había aviones perdidos sin impactos y calculó las probabilidades de ser derribado en función del número de detonaciones recibidas. De esta forma, estimó en un Solo quince % la probabilidad de ser derribado por un Sólo disparo, Sin embargo en función de la geografía del aeroplano en la que se producía podía elevarse hasta el treinta y nueve por cien -zonas más vulnerables- o descender hasta el dos por cien -zonas más periféricas, Así como las alas-. En honor a este matemático judío se decidió bautizar con su nombre una prueba estadística paramétrica–la prueba de Wald- que se utiliza para colocar a prueba el verdadero valor de un parámetro Basándonos en la estimación de la muestra. Paradojas del destino, este estadístico que tanto hizo por los pilotos, falleció a los cuarenta y ocho años en un accidente aéreo Entre tanto se dirigía a la India para dar una conferencia. Pedro Gargantilla es médico internista del Sanatorio de El Escorial (La capital española) y intérprete y escritor de Varios libros de divulgación