Ir al contenido

Nuestro antepasado directo en África, chaparro y robusto

El Homo erectus, el primer ancestro humano que se extendió por el Antiguo Planeta Desde su aparición en África hace dos millones de años, se ha considerado Hasta ahora De esta forma tal como un ser esbelto y estilizado. Esta configuración física se ha relacionado con su capacidad para recorrer largas distancias. Aunque, un nuevo estudio llevado a cabo por paleantropólogos españoles sugiere que, en realidad, nuestro antepasado directo estaba lejos de tener el aspecto de un vencedor maratoniano. Por el contrario, era un homínido compacto, achaparrado y robusto. Reconstrucción del esqueleto del niño de Turkana – Markus Bastir. Licencia CC-BY-NC-ND 4.0. El club del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) ha reconstruido en 3D la manera de la caja torácica del famoso niño de Turkana, un esqueleto juvenil de Homo erectus hallado en 1984 en Kenia, donde vivió hace 1,5 millones de años. «Sorprendentemente, el niño de Turkana debía un tórax más profundo, más ancho y más corto que el de los humanos modernos», apunta Markus Bastir, del Museo Nacional de Ciencias Naturales MNCN-CSIC. «Esto sugiere que el H. erectus debía una construcción corporal más robusta de lo cual se suponía, Porque hasta acto seguido se contemplaba la manera corporal de esta especie Tal como esbelta o estilizada, lo cual se asociaba con su habilidad para recorrer largas distancias», añade. Por consiguiente, semeja ser que la manera esbelta del cuerpo humano moderno, con un tórax y una pelvis estrecha, evolucionó más últimamente de lo cual se pensaba. «En sitio de aparecer tan tempranamente con el surgimiento de H. erectus, hace unos dos millones de años, habría aparecido con nuestra especie, H. sapiens», termina Daniel García Martínez, del CENIEH. Enorme capacidad pulmonar
Los estudios acerca de cómo el niño de Turkana caminaba y corría se han limitado en enorme medida a las piernas y la pelvis. Sin embargo, para la carrera de resistencia, sus capacidades respiratorias Además habrían sido relevantes. «Hasta ahora, este aspecto no se había investigado en dato, En tanto que evaluar el movimiento del tórax y la capacidad respiratoria Basándonos en fósiles de costillas y vértebras fragmentados es difícil con los métodos convencionales», explica Bastir. «Ahora, Debido a la introducción de técnicas de imagen virtual y de reconstrucción cada vez más sofisticadas, este estudio Por último ha sido posible», incluye. Comparativa de las cajas torácicas de un ser humano moderno, un erectus y un neandertal – M. Bastir
La investigación, publicada en la revista Nature Ecology and Evolution, ha reconstruido la caja torácica virtual en 3D del adolescente de Turkana, de manera que el Plantel ha podido predecir su forma torácica adulta. «Además, la forma de su caja torácica se comparó con la de los humanos modernos y la de un individuo neandertal, para examinar el movimiento de su respiración Mediante la animación virtual», indica García Martínez.. Este estudio También aborda el hecho de que la manera de nuestro cuerpo moderno puede estar vinculada con una cinemática respiratoria optimizada para correr largas distancia, Así Del mismo modo que para otras actividades de resistencia. «El H. erectus quizá no era el corredor delgado y atlético de larga distancia que imaginamos», indica Bastir. «De hecho, esto es coherente con Ciertas estimaciones de peso corporal, que proponen que esta especie era más pesada de lo cual se creía. Este ancestro icónico posiblemente se parecía un poco menos a nosotros de lo cual lo retratamos Mediante los años». Adaptación al medio
La evolución de la manera corporal humana refleja un adaptación al medio Ambiente. Los humanos modernos tienen un cuerpo parcialmente alto y esbelto que contrasta con la forma corporal de los neandertales, más bajos y achaparrados. Los científicos han supuesto tradicionalmente que la manera corporal moderna se originó con los primeros representantes de H. erectus en el contexto de unos cambios climáticos relacionados con la recesión del bosque tropical africano, alrededor hace dos millones de años. Los cuerpos modernos, altos y esbeltos, podrían ser evolutivamente ventajosos en el clima seco de sabana que África oriental comenzaba a adquirir. Esto es a causa a que este cuerpo esbelto habría ayudado a eludir el sobrecalentamiento corporal, a la vez que habría servido para correr largas distancias acerca de terreno abierto. Según esta concepción, los fósiles atribuidos a H. erectus apuntaban Hasta ahora a que esta especie ya tenía unas piernas más largas y unos brazos más cortos que sus antepasados Australopithecus, los cuales tenían una marcha bípeda bastante eficiente, No obstante que Además poseían la habilidad de trepar a los árboles. Algunas características de la modernidad que se observa actualmente en la especie humana, se podían ver en el niño de Turkana, que es el fósil de H. erectus más completo hallado hasta la fecha. En seguida, este nuevo estudio matiza esta concepción, al mostrar que Homo erectus tenían un cuerpo más compacto y robusto de lo cual se había pensado.