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Ni una sola señal inteligente en diez millones de estrellas

Ha sido uno de los mayores intentos llevados a cabo hasta la fecha. Más de diez millones de estrellas examinadas al mismo tiempo con uno de los mejores radiotelescopios disponibles, en búsqueda de la más mínima señal que delate la presencia de seres inteligentes y capaces de usar ondas de radio para comunicarse. No obstante no ha habido suerte. El examen detallado de los aledaños de la constelación de Vela, en el hemisferio sur, no ha sido capaz de localizar ni un indicio de tecnología alienígena reconocible. El estudio, llevado a cabo con el telescopio Murchison Widefield Array (MWA), en Australia, formado por 4.096 antenas diferentes, ha sido el más amplio y profundo efectuado hasta en seguida, Sin embargo entre sus información no se ha encontrado ni una sola de las «tecno firmas» que podrían esperarse dentro del rango de frecuencias en las que opera. Los resultados se terminan de publicar en «Publications of the Astronomical Society of Australia». A pesar de ello, los astrónomos Chenoa Tremblay y Steven Tingay, del nodo de la Universidad Curtin en el Centro Internacional de Investigación en Radio Astronomía (ICRAR), dicen que sus resultados no son, en absoluto, decepcionantes. Muy al contrario, la investigación, cuyo fin primordial era el estudio de los restos de la supernova Vela, prueba lo fácil que resulta la busca de inteligencia extraterrestre al mismo tiempo que se llevan a cabo otro tipo de observaciones astrofísicas.<iframe height=”286″ src=”https://www.youtube.com/embed/J-BW5GaLrX4″ frameborder=”0″ allowfullscreen style=”width:100%;”></iframe> A estas alturas, ya nadie duda que ubicar vida inteligente «ahí fuera» no es algo simple de lograr. Lo cierto es que no sabemos qué tipo de tecnología podría haber desarrollado una civilización alienígena y nos vemos obligados a basarnos en la única tecnología que conocemos, la nuestra. Y en la ocasión del MWA, eso significa señales de radio en frecuencias bajas, similares a las de la radio FM. En búsqueda de ondas de radio
Aquí, en la Tierra, las ondas de radio de baja frecuencia pueden «filtrarse» A lo largo de la ionosfera y salir al espacio. En verdad, han sido captadas en más de una oportunidad por nuestras propias sondas espaciales, De La misma manera que puede escucharse en esta grabación llevada a cabo por uno de los satélites Polar, de la NASA, en 1996. Más últimamente, se reveló que todas esas emisiones están creando una gigantesca «burbuja de radio» cerca de de nuestro planeta, que se expande en todas direcciones a la velocidad de la luz. Por eso resulta lógico pensar que si los extraterrestres Además están generando este tipo de señales, y si es que esas señales son lo suficientemente potentes, sería posible detectarlas con nuestros radiotelescopios, entre ellos el MWA. «Se trata de un telescopio único -explica Tremblay-, con un ámbito de visión extraordinariamente amplio que nos permite observar incluso millones de estrellas simultáneamente. Lo apuntamos hacia el cielo cerquita de de la constelación de Vela A lo largo de 17 horas seguidas. Un pedazo de cielo cien veces más ancho y a mayor profundidad que nunca. Pero no encontramos firmas tecnológicas, ni señales de vida inteligente». Vista A partir de la Tierra, la constelación de Vela apenas ocupa una parte minúscula del cielo nocturno, Sin embargo está mucho más concurrida de lo que parece. De hecho, aparte de sumar los restos de la supernova Vela, contiene por lo menos diez millones de estrellas, repartidas en un amplio rango de distancias. Un fin, Porque, que resultaba ideal para «echar un vistazo» en búsqueda de señales tecnológicas. Una aguja en un Sólo pajar
Con todo, diez millones de estrellas es apenas una mínima una parte de las entre cien mil y cuatrocientos mil millones que hay Sólo en nuestra galaxia, por lo cual el hecho de no haber detectado nada no debería, Según los científicos, desanimarnos. En palabras de Tingay, en efecto, «aunque este estudio ha sido verdaderamente grande, la volumen de espacio que observamos se dirigió el equivalente a tratar de ubicar peces en los océanos de la Tierra buscando Solo en el cantidad de agua equivalente a una piscina». Lo que se incluye al hecho ya mencionado de que la supuesta tecnología alienígena podría no tener nada que ver con la que utilizamos en la Tierra, y basarse en algo que ni siquiera imaginamos que existe. Pero es precisamente Por eso, mantienen los investigadores, que debemos buscar con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance. «Dado que en realidad no podemos saber cómo las posibles civilizaciones alienígenas usan la tecnología -prosigue Tinglay- nos vemos obligados a buscar de muchas maneras diferentes». Y una de ellas es escrutar el cielo con radiotelescopios en búsqueda de señales de radio. «Aunque queda un largo camino por recorrer en la búsqueda de inteligencias extraterrestres, los telescopios Asimismo que el MWA seguirán superando los límites, tenemos que proseguir buscando». Por supuesto, La falta de patentiza no significa necesariamente que no haya absolutamente nadie ahí fuera. Además sería posible, en efecto, que cualquier emisión electromagnética generada por una civilización lejana esté demasiado distante o sea demasiado débil para detectarla. Ondas de radio A partir de 1895
En la Tierra, que es el único ejemplo que conocemos, llevamos produciendo ondas de radio, Del mismo modo que mucho, A partir de la 1era transmisión en 1895. Lo cual significa que nuestras transmisiones no han podido llegar mucho más allí de unos 100 años luz de distancia. Las ondas de radio, También, se van volviendo más débiles a medida que se alejan, de forma que, al doble de distancia recorrida, la señal tiene una 4ta comunicado menos de intensidad de la que tenía en origen. A partir de 100 años luz de distancia, Ya que, las ondas de radio generadas en la Tierra serían casi indistinguibles del ruido de fondo. A pesar de todos los inconvenientes, los investigadores ponen ahora sus expectativas en el nuevo radiotelescopio de bajas frecuencias SKA, que se está terminando de construir en Australia y cuya mayor sensibilidad le permitirá encontrar señales de radio afines a las de la Tierra en sistemas planetarios parcialmente cercanos. «Con SKA -asegura Tingay- podremos estudiar miles de millones de sistemas estelares y buscar señales de tecnología en todo un océano de otros mundos».