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El árbol australiano que pica De La misma manera que un escorpión

Tiene por nombre gimpi gimpi o «agujón del suicidio» y con ese nombre uno no puede esperar nada bueno. Este arbolito australiano, miembro de la familia de la ortiga, es una de las plantas más venenosas del mundo y causa un dolor extremo que puede durar semanas. ¿Cómo puede ser tan urticante? Investigadores de la Universidad de Queensland (UQ) han descubierto el motivo. El arbusto contiene unas neurotoxinas hasta entonces desconocidas sorprendentementes similares a las que se encuentran en las arañas, escorpiones o los caracoles cono, considerados por algunos expertos De exactamente la misma forma que los animales más venenosos. Gimpi gimpi – Wikipedia «La especie de árboles que pican en Australia es particularmente notoria por producir picaduras terriblemente dolorosas que, en contraste a las de sus parientes europeos y norteamericanos, pueden causar síntomas que duran días o semanas», asevera Irina Vetter, del Colegio de Biociencia Molecular de la UQ y cuyo Plantel ha hallado las nuevas neurotoxinas. «Al idéntico que otras plantas que pican, Del mismo modo que las ortigas, este árbol está cubierto de apéndices en manera de aguja llamados tricomas que miden cerquita de de cinco milímetros de largo; los tricomas se ven De esta manera como pelos finos, Sin embargo realmente actúan De La misma manera que agujas hipodérmicas que inyectan toxinas en la fecha entran en contacto con la piel», explica Vetter. Históricamente, se han probado pequeñas moléculas en los tricomas Del mismo modo que la histamina, la acetilcolina y el ácido fórmico, Pero inyectarlas no causa el dolor severo y duradero del arbolito, lo cual sugería que contenía una neurotoxina no identificada. El Plantel la Halló y reveló que tenía una clase absolutamente inédita de miniproteínas que denominaron «gympietides», en honor al nombre indígena de la planta. Nuevos analgésicos
«Aunque son de de una planta, las «gympietides» son similares a las toxinas de las arañas y los caracoles cono en la manera en que se pliegan en sus estructuras moleculares tridimensionales y se dirigen a exactamente los mismos receptores del dolor; esto probablemente hace que el gimpi gimpi sea una planta verdaderamente venenosa», concluye la autora del estudio, publicado en «Science Advances». De la misma forma, señala que el dolor prolongado y urticante del árbol puede producirse a causa a que los gympietides cambian de manera terminante los canales de sodio en las neuronas sensoriales, no a que los pelos finos se atasquen en la piel. «Al comprender cómo funciona esta toxina, Esperamos brindar un mejor procedimiento a quienes han sido picados por la planta, para aliviar o bien eliminar el dolor», dice Vetter. Por poner un ejemplo, con el desenvolvimiento de nuevos analgésicos. Dado que plantas y animales comparten el mismo procedimiento para causar dolor, los investigadores se preguntan cuándo y de qué manera evolucionaron estas toxinas. Señalan dos posibilidades: la evolución A partir de un gen ancestral en un ancestro compartido viejo o una evolución convergente, donde la naturaleza reinventa la estructura más adecuada para adaptarse a un propósito común.