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Maurice Hilleman, ¿el científico que más vidas humanas ha salvado en el siglo XX?

Desde hace milenios el Homo sapiens ha tenido dos preocupaciones fundamentales: proveerse de comestibles y sobrevivir frente a las enfermedades Normalmente y, de manera singular, frente las infecciones. Para hacer frente al primer reto nos hicimos sedentarios allá por el Neolítico y desarrollamos las primeras técnicas productivas de cultivos agrícolas. Para combatir las infecciones tardamos mucho más tiempo y una de las primeras armas terapéuticas que tuvimos a nuestro alcance acudieron las vacunas. De Jenner a Hilleman Maurice HillemanNo hay una receta única para “cocinar” una vacuna, unas contienen virus fallecidos, otras virus atenuados, Algunas sustancias tóxicas que generan los patógenos, otras un determinado fragmento de una proteína potencialmente dañina… Pese a esta variabilidad todas aspiran a conseguir el mismo objetivo: crear anticuerpos dirigidos frente al agente infeccioso de la vacuna. El vocablo “vacunología” es relativamente moderno, se dirigió acuñado por Jonas Salk, el creador de la 1era vacuna inactivada contra la poliomielitis, en dos artículos publicados a finales de los setenta y principios de los ochenta, del siglo pasado. A pesar de todo, esta disciplina es más antigua, tiene sus orígenes en el siglo dieciocho y en su historia forman comunicado una nómina de brillantes científicos entre los que se encuentran Edward Jenner, Louis Pasteur, Albert Sabin, Jonas Salk y… un “olvidado” Maurice R Hilleman. La sombra de la duda
El microbiólogo estadounidense Maurice R Hilleman (1919-2005) viajó uno de los mayores estudiosos en este ámbito de la ciencia A pesar de ser un absoluto desconocido, no Solo para el enorme público Sino Asimismo para La mayoría de los científicos. Para empezar su tesis doctoral -la acabó a la edad de veinticinco años- fue increíblemente innovadora. En ella Hilleman probó que la Chlamydia no era un virus, Del mismo modo que se creía hasta ese momento, Sino más bien más bien que una bacteria y que, por consiguiente, podía tratarse con antibióticos. Hilleman inventó y desarrolló la vacuna contra las paperas, el sarampión, la varicela, la hepatitis B, la neumonía, la rubeola… y De esta manera hasta un total de cuarenta vacunas diferentes. A él le tenemos que ocho de las catorce vacunas que constituyen parte de nuestro calendario vacunal. Pese a todo este mérito, fruto de un trabajo infatigable que se prolongó Durante décadas, no se le ha reconocido Al igual que debiera. No Solo no recibió el Premio Nobel Sino más bien más bien viajó víctima de una terrible gresca que se provocó A partir de un artículo publicado en 1998 en la prestigiosa revista “The Lancet”. Su músico y escritor, Andrew Wakefield, aseveraba que la vacuna triple vírica ocasionaba autismo. Es simple imaginar el recelo que se produjo entre millones de familias. Pese a que los editores, tiempo acto seguido, negaron de forma categórica la versión de Wakefield, que había modificado alegremente sus datos para que encajaran en sus afirmaciones, el daño en el imaginario popular ya estaba hecho. Del mismo modo que afirma el dicho popular, desprestigia que algo queda. La hija de un año de Hilleman, Kirsten (en el centro, con su hermana Jeryl Lynn) se convirtió en la primera en percibir la vacuna contra las paperasLa vacuna más rápida de la Historia
De todas y cada una de las vacunas que desarrolló Hilleman la que esconde una metahistoria más enternecedora es la de la parotiditis, la vacuna de las paperas. Viajó en marzo del año 1963 en el instante una de sus hijas, Jeryl Lynn, que por aquel luego debía cinco años, sufrió parotiditis. A pesar de la angustia que provocó la infección, Hilleman no dudó en lograr unas muestras de la garganta de la pequeña, con la ayuda de un hisopo, y extenderla en una placa de Petri. En el laboratorio atenuó, preparó y estudió el virus, lo cual se acabaría traduciendo en el crecimiento de una vacuna, cuatro años más tarde. La cepa se dirigió bautizada con El nombre de la hija de Hilleman, siendo su hermanita Kristen una de las primeras en ser inoculadas. Actualmente se prosigue usando A nivel del planeta y manera una parte de la llamada triple vírica. En estos momentos, y a pesar del tiempo transcurrido, la vacuna de las paperas ostenta el record de ser la vacuna más rápida de la Historia… esperemos que sea por poco tiempo. M. Jara Pedro Gargantilla es médico internista del Centro médico de El Escorial (La villa de Madrid) y autor de Varios libros de divulgación.