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Adiós miniluna, adiós

El pasado mes de febrero, en el horario los investigadores del Catalina Sky Survey, en Arizona, detectaron un sutil objeto precipitándose a través del cielo, no pudieron estar seguros de si es que se trataba de una auténtica miniluna o de un objeto artificial, Al idéntico que un cohete propulsor de alguna antigua misión espacial. Para averiguarlo Grigori Fedorets, de la Queen’s University de Belfast, en Reino Unido, y sus colegas, utilizaron En medio los meses posteriores una serie de telescopios en todo el mundo para tomar más medidas del objeto, bautizado De exactamente la misma manera que 2020 CD3, y determinar Así su auténtica naturaleza. El resultado, recién aparecido en The Astronomical Journal, fue que la miniluna era auténtica. Las observaciones revelaron que tenía un diámetro de aproximadamente 1,2 mts y, Conforme su color y brillo, seguramente estaba hecha de rocas de silicato, Al parecido que muchos de los objetos del cinturón de asteroides, el vasto anillo de rocas de todos los tamaños que se encuentra entre Marte y Júpiter. ¿Pero venía la inédita luna terrestre de ahí? Los estudiosos rastrearon su órbita en un esfuerzo por averiguar su procedencia Antes de que la miniluna quedase atrapada por la gravedad terrestre 2,7 años Ya antes. «Según nuestras simulaciones -explica Fedorets- el tiempo medio de captura de las minilunas es de apenas nueve meses, por lo cual esta miniluna llevaba con nosotros más tiempo de lo aguardado. La razón es que este objeto voló muy alrededor la Luna (la normal) y eso lo colocó en una órbita más estable». Con todo, 2020 CD3 salió de su órbita alrededor de la Tierra el pasado mes de marzo y ahora, Tras casi tres años de «compañía», se aleja de nosotros cara las profundidades del espacio. Según los investigadores, Si es que bien, en las proximidades de la Tierra debería haber muchas más minilunas afines Todavía no detectadas. Algo que se solucionará En el momento en que se complete el Observatorio Vera C. Rubin, un gran telescopio actualmente en construcciòn en Chile. «En el mejor de los escenarios -indica Fedorets- podríamos advertir una inédita miniluna cada dos o tres meses. Y en el peor, seguramente una al año». En todo caso, muchas más «compañeras» de la Tierra de las que cualquiera pudiera imaginar.