En 1977, el investigador B. N. Turman confirmó haber detectado una extraña clase de rayos 100 veces más intensos que los normales. Pero, la cuestión no quedó del todo clara, y empezó un largo discute científico sobre si estos «superrayos» (famosos De exactamente la misma forma que «superbolts» en inglés) de verdad existían o si solamente parecían más brillantes Conforme A partir de el ángulo que se les captara. Ahora dos nuevos estudios afirman que, en efecto, estos extraños géneros de relámpagos existen y pueden ser todavía más poderosos de lo que se pensaba: hasta 1.000 veces más brillantes que la media. Los investigadores, que publican sus resultados en la revista «Journal of Geophysical Research: Atmospheres», Asimismo hallaron que esta clase de fenómenos se suele dar en regiones con fuertes tormentas eléctricas, de manera más intensa sobre los océanos y que su formación no responde a los mecanismos habituales de los rayos típicos. «Queríamos ver cuáles son los límites reales de los suporbolts», explica Michael Peterson, investigador de teledetección en el Laboratorio Nacional de Los Alamos en Nuevo México y principal autor de los estudios a The Washington Post. «Tratamos de saber cuan grandes y brillantes pueden llegar a ser». Satélites de la Guerra Fría
Fue Turman, que ocupaba el cargo de investigador del Centro de Aplicaciones Técnicas de la Fuerza Aérea en la Base Patrick (Florida), quien acuñó el término de «superbolt» para referirse a estos rayos ultrabrillantes capaces de producir 100 gigavatios de energía o más (la potencia suficiente para alimentar a 32 millones de hogares estadounidenses). El investigador, que publicó sus resultados en la revista «Journal of Geophysical Research», se dirigió capaz de advertir estos rayos Gracias a las observaciones de los satélites Vela, que se lanzaron en 1969 -plena Guerra Fría-, para hallar explosiones nucleares Desde el espacio. En verdad, en 1979, cerquita de la costa de Sudáfrica, cayó un rayo tan ferviente que en un principio se pensó que podía haber sido la ruido de una bomba atómica, Según recogió The New York Times. Otro fenómeno parecido golpeó Terranova en 1978, causando daños que afectaron a una franja de más de un km y medio de longitud. «Los árboles se partieron, las antenas de televisión se retorcieron hasta quedar irreconocibles, los transformadores estaban sucesos añicos y los interruptores automáticos colgaban de los postes de las líneas eléctricas, y había cráteres en la nieve recién caída», recoge el artículo de la temporada en el Times. El instrumental del satélite Vela registraron miles de rayos por año, incluidos superrayos que cayeron en todo el mundo, Pero «con mayor frecuencia en el Océano Pacífico Norte», Conforme escribió Turman. Todavía De esta forma, los superbolts fueron descritos Al idéntico que un extraño fenómeno, y el investigador ambiental ya recogía en los setenta que estos fenómenos ocurren Sólo unas cinco veces cada 10 millones de destellos. A pesar de todos estos data, la discusión sobre si existían verdaderamente Al igual que una categoría aparte continuó A lo largo de las posteriores décadas. Todavía más brillantes de lo pensado
Ahora, Los dos nuevos estudios vuelven a aprovechar la visión de los satélites para «cazar» a estos superrayos. El primero describe los relámpagos más brillantes ocurridos en el continente americano entre 2018 y 2020 captados Gracias a un sensor llamado Geostationary Lightning Mapper (GLM) montado sobre satélites ambientales. «Nos centramos en los superrayos más brillantes, al menos 100 veces más enérgicos que los normales, y acto seguido observamos los pulsos superiores por arriba de ese umbral, hallando ciertos incluso más de 1.000 veces más brillantes», explica Peterson a Livescience. Los estudiosos detectaron 600 millones de rayos, de los cuales «solo» 2 millones fueron considerados superrayos (el 0,32% del total). «El tamaño y el brillo de un rayo están íntimamente relacionados: la potencia óptica de un relámpago, o bien su luminosidad, es el producto de su tamaño y su corriente», dice el autor. Pero, no es simple deducir la fuerza exacta de un rayo Desde su luminosidad o viceversa, por lo cual en este estudio se centraron más en la potencia de la luminosidad de estos rayos más que en su potencia. Una formación especial En el segundo estudio, los científicos examinaron los datos recopilados entre 1997 y 2010 por el satélite de grabación rápida en órbita de acontecimientos transitorios (FORTE). Localizaron que Algunas condiciones de visualización afectaban el brillo del rayo: por servirnos de un ejemplo, Cuando en la vista del satélite no se cruzaban nubes, los rayos eran más brillantes, por lo que podría haber ciertos «falsos negativos» y que esos relámpagos tapados por nubes realmente sí que entraran en la categoría de superrayos. Por otro lado, localizaron que estos rayos podían surgir de pulsos eléctricos entre nubes, De este modo Del mismo modo que de pulsos de nube a tierra, Aunque tienen una formación distinto a la típica: Por norma general, estos fenómenos se producen en el horario las cargas eléctricas que existen en las nubes y en el suelo interactúan, y en La mayor parte de estos acontecimientos las nubes tienen carga negativa; Sin embargo en la ocación de los superrayos, se ha detectado que se producen A lo largo de raras interactúes en las que las nubes están cargadas de forma positiva. a su vez, los superbolts en el océano eran más potentes que los cuales ocurren en tierra, tal vez por el hecho de que acudieron alimentados por la acumulación gradual de cargas eléctricas en las nubes de tormenta. Además observaron que los superrayos más brillantes tendían a agruparse en zonas donde las tormentas eléctricas son comunes, concretamente en las llanuras centrales de USA, la Cuenca del Plata en América del Sur, el norte de Argentina y el sudeste de Brasil, donde se suelen dar «relámpagos horizontales tan largos que pueden abarcar cientos y cientos de kms, lo cual recientemente se ha denominado ‘megaflash’», informó Peterson.<iframe height=”286″ src=”https://www.youtube.com/embed/2ZJPntpgkW0″ frameborder=”0″ allowfullscreen style=”width:100%;”></iframe> Superrayos en todo el mundo Aún En este sentido, otros investigadores han señalado anteriormente que estos fenómenos puede que se den Además en otros lugares del mundo, Al semejante que en el Océano Pacífico entre la península de Corea y El país japonés, Pero que no son captados Porque son regiones menos controladas por satélite. En 2019, otro estudio, efectuado por investigadores de la Universidad de Washington y publicado en La misma gaceta, argumentó que La mayor una parte de los superrayos ocurren en el Atlántico norte al oeste de Europa, en invierno en el Mar Mediterráneo, eminentemente entre noviembre y febrero. Dicho de otro modo, que prosigue la discusión acerca de qué es y qué no un superrayo. Si es que bien Peterson dice rotundo: «Lo que ahora sabemos es que estos relámpagos son excepcionales en todas y cada una sus características, no Sólo en su tamaño».
