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Traiciones, engaños y asesinatos por una ecuación de tercer grado

Las ecuaciones de 3er grado, por definición, incluyen al menos una incógnita elevada al cubo, siendo la manera general de la ecuación: La Decisión de este tipo de ecuaciones fue un tema que obsesionó a los matemáticos Durante mucho tiempo. A través del Renacimiento este problema adquirió tintes novelescos y es que los protagonistas implicados crearon una atmósfera combativa en donde no faltaron las traiciones, los engaños y También, aun, algún que otro asesinato. El punto de partida de esta historia podemos fecharlo en 1515. Fue en Bolonia donde el matemático Scipione dal Ferro (1465-1526), hijo de un fabricante de papel, logró la ansiada solución. Lejos de publicarla y darla a conocer al resto de la comunidad universitaria la mantuvo en absoluto secreto, tan Sólo lo compartió con Annibale della Navia, su yerno, y con Antonio Maria Fiore, uno de sus discípulos. En la fecha dal Ferro falleció, su discípulo decidió quitar provecho a las conclusiones y con la solución bajo el brazo había dejado Bolonia y se marchó a Venecia, donde estaba afincado otro enorme matemático, Niccolo Tartaglia, que, casualmente, llevaba tiempo trabajando en este campo de las matemáticas. No se le presentaría otra oportunidad idéntico a Fiore, si era capaz de vencerle en ese terreno su nombre aparecería grabado para Siempre y en toda circunstancia y en toda circunstancia con letras doradas en la Historia de las Matemáticas. Sería recordado por las generaciones venideras Al idéntico que uno de los grandes matemáticos renacentistas. Había que humillarle en público, por ese motivo le desafío a un duelo matemático. Duelos matemáticos
Ahora nos puede sorprender la existencia de este tipo de justas, No obstante en la Italia renacentista era una práctica muy típico. Se usaban para dirimir agarradas intelectuales o para disputarse cátedras. Al duelo acudía lo más granado de la sociedad y, A pesar de que los contendientes se jugaban lo más preciado que tenían, su prestigio personal y académico, muy frecuentemente había apuestas de por medio. El duelo matemático entre Fiore y Tartaglia se ordenó con las posteriores condiciones: cada uno de los adversarios plantearía treinta problemas a su adversario y ganaría el que más resolviese de manera correcta y en menos tiempo. Fiore no se lo pensó dos veces, todos sus inconvenientes versarían sobre exactamente el mismo tema, la Decisión de las ecuaciones de tercer grado. Ese viajó precisamente su enorme fallo, por el hecho de que Antes de asumir el desafío Tartaglia -llamado En este sentido por su tartamudez- ya había descubierto el procedimiento para resolverlas. El duelo se decantó del lado de Tartaglia que dictaminó todos y cada uno de los incidentes correctamente en menos de dos horas, al tiempo que Fiore se dirigió humillado al ser incapaz de resolver ni siquiera uno. Este duelo tuvo sitio el 12 de febrero de 1535 y A lo largo de mucho tiempo se dirigió recordado por todo el claustro veneciano. El más fanfarrón del Renacimiento
Uno de los discípulos de Tartaglia viajó Gerolamo Cardano que, Por su lado, tuvo un no menos brillante discípulo, Ludovico Ferrari, quien fue capaz de reducir las ecuaciones de Cuarto grado a ecuaciones de tercer grado, usando lo que se conoce De exactamente la misma forma que resolventes cúbicas. Cardano se dirigió un hombre tan extraordinario Al igual que extravagante y un renacentista en el sentido más pleno del término. Se dedicó a la medicina, a la filosofía, a la astrología, a la astronomía y, por presunto a las matemáticas. Pero a todo esto unía un ego descomedido. Viajó precisamente este último el que le llevó a publicar, sin el consentimiento de los autores, los conocimientos de su profesor y los de su discípulo en un Sólo libro titulado «Ars Magna”. Aquello se dirigió un escándalo con mayúsculas. Tartaglia desafió a Cardano a pagar aquella injuria con un duelo, Pero no matemático Sino más bien que de espadas. El segundo rechazó el ofrecimiento, Sin embargo, en contra de todo pronóstico, recogió el guante el otro agraviado, Ferrari, que retó a Tartaglia a un duelo No obstante matemático. Este nuevo enfrentamiento se realizó en Milán, allá Tartaglia viajó humillado hasta el extremo de verse obligado a abandonar la ciudad exactamente la misma noche de la derrota. Entre tanto tanto, Cardano, un Deportista inveterado, siguió haciendo de las suyas y estuvo a punto de terminar entre rejas en más de una oportunidad a consecuencia de sus hábitos pendencieros. Tiempo atrás había predicho, Mediante un enmarañado estudio astrológico de su autoría, que su muerte tendía sector el 21 de septiembre de 1575. En el momento llegó el fatídico día hubo una enorme expectación y el propio Cardano se debatió entre defraudar a sus followers o bien suicidarse. Optó por lo segundo, de manera que murió el hombre Sin embargo triunfó el «científico». M. Jara Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de Varios libros de divulgación.