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La científica que susurraba a las orugas

A lo largo de los siglos XVII y XVIII inició a gestarse una revolución científica que acabaría dando origen a la ciencia moderna. Se dirigió la época de las grandes expediciones que recorrieron los mares en busca de conocimiento. Aventuras en las cuales quedaron excluidas las mujeres, Tal y como sucedía en el campo académico. Un aspecto importante En cuanto a documentación se refiere es que, en aquella temporada, y dado que todavía no existía la fotografía, la única forma de transmitir los entresijos de la naturaleza era a base del pincel. En otras palabras, para ser científico aparte de disponer conocimientos había que ser hábil con el dibujo. La artista que amaba las mariposas
En 1647 nació en Frankfurt María Sibylla Merian, hija del conocido y virtuoso grabador suizo Matthäus Merian, propietario de una floreciente editorial especializada en libros ilustrados. En el momento en que María debía tan Sólo tres años su padre falleció y, no mucho tiempo a continuación, su viuda –Johanna Sibylla Heim- se desposó con Jacob Marrel, un conocido pintor de bodegones. En este sentido, María Sibylla creció en un Entorno propicio, donde tuvo la situación de aprender diferentes técnicas de dibujo, de conocer los secretos de las mezclas de los colores y del proceso para grabar en planchas de cobre. a su vez de tener a su alcance la oportunidad de publicar sus creaciones. A su talento para el arte se unió su inquietud por la naturaleza Por norma general, y por los insectos particularmente. Sabemos que Durante su adolescencia desarrolló un pasatiempo que mantendría el resto de su vida: recolectar y criar orugas, para observar su transformación. Más adelante, A continuación de contraer matrimonio con el arquitecto y pintor Johann Andreas Graff, se trasladó a Nuremberg. Allí clasificó a las mariposas en nocturnas y diurnas, una categorización que continúa siendo válida en la actualidad, originalmente habían sido bautizadas Del mismo modo que mariposas-capillas y mariposas-lechuzas. María plasmó en dibujos y acuarelas las diferentes etapas del ciclo vital de estos insectos, al tiempo que anotaba de manera pormenorizada en sus cuadernos de campo los cambios que iban experimentando. En una de sus páginas escribió: «La única aproximación fiable al estudio de los fenómenos naturales es Durante la observación». Contra la generación espontánea
Hay que poseer presente que su trabajo adquiere una mayor relevancia si tenemos en cuenta que en la temporada en la que vivió esta científica se pensaba que los insectos eran el resultado de la generación espontánea Desde el lodo en putrefacción, hasta el punto que la Iglesia los bautizó Del mismo modo que «bestias del diablo». Esta teoría estaba duramente arraigada Desde la Antigüedad, había sido descrita por Aristóteles y sustentada por grandes espadas de la ciencia, Tal como René Descartes, Francis Bacon, Isaac Newton o bien Jan Baptiste van Helmont. En 1699, Después de divorciarse, María se mudó a Surinam, en la Guayana holandesa, para estudiar con dato las plantas, los frutos y De la misma forma insectos de la región y poder De esta manera enriquecer su investigación y álbum gráfica. Desgraciadamente esta mujer, a la que podríamos calificar de intrépida, curiosa y apasionada, tuvo que suspender su actividad Después de enfermar de malaria, no teniendo más remedio que regresar a Ámsterdam. En la capital holandesa posteó su álbum más importante: ‘Metamorfosis de los insectos de Surinam’. Pese a todas y cada una sus contribuciones a la ciencia, en aquella época su trabajo no avanzó de ser considerado una excentricidad y En medio mucho tiempo su figura quedó arrinconada en el desván de los olvidados. Afortunadamente Desde finales del siglo XX su figura se puso en valor y actualmente nadie discute que el legado artístico de Maria Sibylla, en donde se entremezcla a partes iguales las mariposas, las serpientes, las arañas y los coleópteros tropicales, contribuyó de forma esencial al enriquecimiento de la botánica y la entomología. Ya antes de la aparición del euro esta científica viajó agasajada por el estado alemán al ordenar que se imprimiese su retrato en los billetes de 500 marcos alemanes y en los sellos de 0.40 marcos. M. Jara Pedro Gargantilla es médico internista del Sanatorio de El Escorial (La villa de Madrid) y autor de Varios libros de divulgación