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La ‘mano dura’ en la educación puede provocar cerebros más pequeños en los niños

Contar ‘mano dura’ con los niños es una estrategia educacional que posee tantos detractores Al igual que defensores, Sin embargo, tanto los límites Tal como los beneficios son largamente debatidos. En seguida un estudio publicado en la gaceta ‘Development and Psychology’ viene a sumarse a las voces que condenan esta clase de educación y afirma que enfadarse o gritar de manera repetida a los menores, sin tener que llegar a una violencia extrema o abuso, puede provocar que éstos tengan cerebros más pequeños en la adolescencia. El elenco de Sabrina Suffren, de la Universidad de Montréal y del Centro de Investigación CHU Sainte Justine, en colaboración con estudiosos de la Universidad de Stanford, han analizado cómo prácticas comunes e incluso socialmente aceptables en todo el mundo A lo largo de la formación de los más pequeños influyen directa y físicamente en su cuerpo En medio la maduración. «Las implicaciones van más allá de los cambios en el cerebro. Creo que lo fuerte es que los padres y la sociedad comprendan que el uso habitual de prácticas parentales severas puede dañar el desenvolvimiento de un niño», asevera Suffren, música y escritora principal del estudio. «Y aquí estamos hablando tanto de su crecimiento social y emocional, También que del crecimiento de su cerebro». Abusos y cambios en el cerebro
Estudios precedentes habían relacionado el abuso infantil grave (Tal como el abuso sexual, físico y emocional) o el abandono físico y psicológico de los padres con trastornos de ansiedad y depresión en la madurez. a su vez, otras investigaciones mostraron que los niños que habían sufrido maltrato severo poseen una corteza prefrontal y una amígdala más pequeñas, dos estructuras que juegan un papel clave, precisamente, en la regulación emocional y la aparición de ansiedad y depresión. En este nuevo estudio los investigadores observaron que exactamente las mismas regiones del cerebro eran más pequeñas en los adolescentes que habían sido sometidos repetidamente a una educación muy estricta y dura en la niñez, Sin embargo sin llegar al extremo del maltrato. «Estos hallazgos son significativos y nuevos pues es la 1era vez que las prácticas educativas severas que no llegan a ser un abuso grave se han relacionado con una minoración del tamaño de la estructura cerebral, idéntico a lo cual vemos en las víctimas de actos graves de abuso», asevera Suffren, que agrega que en 2019 otro estudio manifestó que esta clase de crianza provoca cambios en la función cerebral de los niños. «Pero después sabemos que También han afectado la estructura misma del cerebro de los menores». Niños analizados A partir de su nacimiento Una de las fortalezas de este estudio es que utilizó data de niños que habían sido monitorizados Desde su nacimiento a principios de la década de 2000 por la Unidad de Investigación acerca de Desajuste Psicosocial Infantil de la Universidad de Montreal (GRIP) y el colegio de Estadística de Quebec. Del mismo modo que una parte de este análisis, las prácticas de crianza y los niveles de ansiedad de los niños se evaluaron anualmente En tanto los menores tenían entre 2 y 9 años. Estos datos se utilizaron más tarde para dividir a los niños en Grupos Según su exposición (baja o alta) a prácticas severas de educación. A continuación se les realizaron resonancias magnéticas anatómicas entre los 12 y los 16 años, donde se pudieron ver los cambios físicos en su cerebro.