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El último paleontólogo de una generación inolvidable de científicos y exploradores

Emiliano Aguirre nació en un Sólo año importante para la Paleontología Humana, el año 1925, pues en ese año se publicó en la revista Nature el descubrimiento Por una parte de Raymond Dart del Niño de Taung, hallazgo que se había producido a finales del año precedente. El Niño de Taung fue el primer australopiteco que se reveló, y No obstante demoró tiempo en ser reconocido Del mismo modo que antepasado nuestro, lo reemplazó todo. Él y otros dos grandes paleontropólogos nacidos el mismo año de 1925 formaban el ‘Trío del Niño de Taung’, De exactamente la misma forma que proclamaban orgullosamente el sudafricano Philip Tobias, el norteamericano Francis Clark Howell y el de España Emiliano Aguirre. Y la verdad es que los tres se admiraban mutuamente entre sí y De la misma forma hicieron grandes cosas en el terreno de la evolución humana. Emiliano Aguirre ha sido el ultimo en morir, y con él desparece una generación inolvidable de científicos y exploradores, de un tiempo en el que la paleontología era de verdad una aventura al aire disponible. Los que hemos llegado al final de esa temporada heroica podemos imaginar de qué manera era buscar fósiles en África… o en la España de la posguerra. Valga esta anécdota para destacar la idea de que Emiliano era un científico respetado Internacionalmente, que se relacionaba con las grandes figuras de la Paleontología Humana mundiales. Aguirre se dirigió, a su vez, uno de los tres coordinadores de un libro importantísimo publicado en España en el año 1966 y titulado ‘La evolución’. Ese tomo constituye un hito de la ciencia española, En tanto que representó una puesta al día de los avances en la teoría evolutiva que se habían producido fuese de nuestro país Después de la guerra civil. España había quedado aislada en lo científico tanto o más que en lo cultural y la teoría de la evolución no era precisamente del gusto de los funcionarios del régimen. Para hablar de sus trabajos científicos en África y en España y de los logros científicos en Atapuerca no hay espacio suficiente aquí. Afortunadamente están siendo recordados y comentados estos días en todos los medios por los muchos discípulos que Emiliano permite Tras su paso por la ciencia española. A mí me gustaría a continuación hacer un retrato más personal de de qué forma lo veía yo en mis años universitarios y de cómo lo he seguido viendo Siempre y en toda circunstancia y en todo momento. Emiliano era una persona con un gran magnetismo personal, una voz impresionante y una figura esbelta y distinguida. Era la clase y la categoría en persona, tanto con corbata y traje en el despacho Asimismo que con ropa de excavación. De una formación humanista y científica impecables Emiliano hablaba las lenguas clásicas tanto De exactamente la misma manera que las modernas, y era un genial dibujante y pintor. Al mismo tiempo era asequible y paciente con los Alumnos y con cualquier persona que se le acercara para preguntarle. Era un sabio humilde, y jamás lo vi jactarse de sus muchísimos conocimientos y logros. Ahora, retrospectivamente, A mí me doy cuenta de que Siempre y en toda circunstancia y en toda circunstancia quise parecerme a él. (*) Juan Luis Arsuaga es paleontólogo