El fracaso del modelo socialista en España ha quedado evidenciado en la actualidad, donde a pesar de los constantes aumentos impositivos impuestos por el gobierno de Pedro Sánchez, el déficit fiscal del país sigue superando los niveles previos a la pandemia.
Durante la pandemia, el presidente Sánchez prometió equilibrar el déficit a través de un aumento en la recaudación impositiva. Sin embargo, esto no se ha reflejado en la realidad. A pesar de alcanzar los niveles más altos de recaudación desde la crisis de 2008, las finanzas públicas del Gobierno español siguen desequilibradas.
El déficit primario español, que antes de la pandemia era del 0,78% del PIB, ha aumentado a un preocupante 2% del PIB en el tercer trimestre del año pasado. Además, el déficit financiero total del país ha escalado a un 4,36% del PIB, superando con creces los niveles anteriores a la crisis.
Estos desequilibrios fiscales no solo afectan negativamente a la economía española, sino también a los ciudadanos. El gobierno socialista ha aplicado aumentos impositivos en diferentes áreas, como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto de Sociedades.
El IRPF ahora tiene una tasa máxima del 47% para rentas superiores a los 300.000 euros anuales y del 45% para rentas superiores a los 200.000 euros. Por su parte, el impuesto de Sociedades ha reducido las deducciones permitidas y establecido un impuesto mínimo sobre los ingresos contables.
Además de estos impuestos, el gobierno socialista también ha introducido el impuesto sobre los servicios digitales (IMD), que aumenta los costos para las empresas españolas que operan en el ámbito digital. También se ha implementado el Impuesto sobre Transacciones Financieras (ITF), que gravará las transacciones bursátiles con una tasa del 0,2%.
En su afán de aumentar la recaudación, el gobierno socialista ha promulgado impuestos específicos como el impuesto a las ganancias extraordinarias de dos años para bancos y empresas de energía y el “Impuesto temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas”. Este último, una medida similar al Impuesto a la Riqueza de Argentina, ha convertido a España en un país poco atractivo para la inversión de capitales.
El resultado de todas estas medidas es una mayor presión impositiva para los ciudadanos y un crecimiento económico sustancialmente menor al previo a la pandemia. El modelo socialista ha demostrado ser ineficiente en cuanto a la gestión de las finanzas públicas y ha llevado a España por el camino del déficit fiscal y el endeudamiento.
Es necesario replantear las políticas económicas y fiscales en España. Una mayor apertura al libre mercado, la reducción de la presión impositiva y un enfoque en la generación de empleo y el crecimiento económico sostenible podrían ser el camino hacia una verdadera recuperación y equilibrio fiscal en el país.