En medio de la creciente crisis económica y social en Argentina, los operadores de comedores comunitarios están clamando por la reactivación del programa de distribución de alimentos del gobierno, que fue suspendido en diciembre como parte de los esfuerzos de reducción de costos. La pobreza en el país ha alcanzado un nivel alarmante, afectando al 57% de la población.
Los comedores comunitarios son fundamentales para brindar alimentos a las personas más necesitadas de los barrios más pobres del país. Durante muchos años, el gobierno abasteció a estos comedores con productos básicos como fideos, arroz, legumbres y leche en polvo. Sin embargo, desde diciembre pasado, los operadores de comedores no han recibido ningún recurso por parte del gobierno.
Esta falta de apoyo ha dejado a muchos comedores en una situación desesperada. Viviana Rodríguez, responsable de uno de los comedores en Villa 31, uno de los barrios más pobres de Buenos Aires, declaró que solo ha recibido 18 pollos para alimentar a 96 familias esta semana. La situación se ha vuelto insostenible para muchos comedores, que ahora dependen únicamente de donaciones de alimentos por parte del gobierno provincial de Buenos Aires.
La falta de recursos ha llevado a una disminución en la cantidad de raciones que se pueden brindar en los comedores. Muchos operadores están viendo más personas acudir a buscar ayuda, superando su capacidad para alimentar a todos. Cintia Ávila, que cocina para 435 personas en Barrio Alberdi, señaló que su cocina no puede dar abasto y ya no puede aumentar la cantidad de raciones.
La situación es especialmente preocupante en Villa Fiorito, la ciudad natal del legendario futbolista Diego Maradona. María Luisa Corso, que trabaja en un comedor en esta localidad, lamenta que incluso personas con trabajos estables ahora tengan que acudir a buscar una ración de comida. La falta de apoyo del gobierno ha obligado a suspender algunos servicios y limitarse a ofrecer comidas por la tarde para 150 personas.
Los operadores de comedores comunitarios están llevando a cabo una valiosa labor más allá de la provisión de alimentos. Estos comedores se han convertido en centros de atención integral, donde se brinda atención médica primaria, apoyo escolar e incluso ayuda a las mujeres en situaciones de violencia de género. Sin embargo, debido a las restricciones de suministro, muchos comedores han tenido que reducir la cantidad de días en los que pueden brindar comidas.
Ante esta crisis, organizaciones sociales como Barrios de Pie y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) han propuesto una nueva ley de emergencia alimentaria que presiona al gobierno para que cambie su programa de austeridad. Estas organizaciones afirman que si no se detiene el aumento de la pobreza y el hambre, pronto habrá niños desnutridos en todo el país.
La falta de recursos y el aumento de la pobreza están llevando a situaciones desesperadas. Según Alejandro Gramajo, Secretario General de UTEP, los niños están buscando comida en los basurales desde diciembre. Estas organizaciones afirman que el esfuerzo que realizan en los barrios más pobres del país es vital para combatir la delincuencia organizada y proteger a las comunidades vulnerables.
En resumen, la falta de apoyo del gobierno y las medidas de reducción de costos del presidente Milei han llevado a un aumento en la necesidad de los comedores comunitarios en toda Argentina. Los operadores de estos comedores están haciendo todo lo posible para ayudar a las personas en situación de vulnerabilidad, pero necesitan urgentemente el respaldo y los recursos del gobierno para seguir brindando su valiosa labor. La propuesta de una nueva ley de emergencia alimentaria es un paso en la dirección correcta, pero es necesario un compromiso real y acciones concretas para abordar esta crisis cada vez más grave.