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“Mike Pence non concede il suo endorsement a Donald Trump: un segnale per gli elettori repubblicani tradizionali”

Mike Pence non concede il suo endorsement a Donald Trump: un segnale per gli elettori repubblicani tradizionali

La ruptura entre Donald Trump y Mike Pence

La relación entre el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump y su ex vicepresidente Mike Pence ha sufrido un quiebre significativo en los últimos meses. En una reciente entrevista con Fox News, Pence anunció que no respaldaría a Trump en las próximas elecciones. Esto no debería sorprender, ya que durante su mandato, Trump se alejó de la agenda conservadora que ambos promovieron.

Sin embargo, es importante tener en cuenta el trato que Pence recibió de Trump después de las elecciones de 2020 y los asaltos al Capitolio el 6 de enero de 2021. Trump presionó fuertemente a Pence para que no certificara la victoria de Joe Biden en el conteo de votos electorales, como requiere la Constitución. Pence decidió que su deber constitucional estaba por encima de su lealtad hacia Trump.

En el día de los asaltos al Capitolio, Trump puso en peligro la vida de Pence al acusarlo, a través de un tweet, de no tener el coraje suficiente para detener el proceso de certificación. Trump sabía que sus insistentes demandas a Pence podrían haberle causado graves problemas e incluso la muerte. A pesar de esto, Trump no hizo nada para proteger a su fiel vicepresidente cuando los alborotadores estaban clamando “Ahorquen a Pence”.

Es difícil creer que Pence haya olvidado este trato, a pesar de sus intentos de minimizar el riesgo que Trump le causó. Después de la certificación de Biden como presidente, los dos se reconciliaron, pero sus contactos se han interrumpido desde entonces. Durante su breve campaña en las primarias republicanas del año pasado, Pence se comportó de manera apropiada y incluso afirmó que votaría por Trump si fuera condenado en algún proceso criminal.

La decisión de Pence de no respaldar a Trump no se espera que tenga un fuerte impacto político, pero envía una señal a los votantes republicanos tradicionales, incluido el ala establecida del partido. Nikki Haley, ex gobernadora de Carolina del Sur, también está en desacuerdo con Trump y obtuvo casi el 40 por ciento de los votos en las primarias republicanas. Sin embargo, Trump ha ganado la mayoría de los delegados y parece tener asegurada la nominación, dejando a los votantes de Haley en una encrucijada ideológica.

La retórica de Trump sigue siendo negativa, insultante y cada vez más peligrosa. En un reciente mitin en el estado de Ohio, el ex presidente llamó “animales” a algunos migrantes y amenazó con un “baño de sangre” si no gana las elecciones en noviembre. Estas declaraciones son alarmantes y recuerdan a su discurso antes de los asaltos al Capitolio, cuando incitó a sus seguidores a “luchar hasta la última gota de sangre”.

En una entrevista con el programa Face the Nation de CBS, Pence dijo que su fe cristiana le exige perdonar a Trump. Sin embargo, el perdón de Pence probablemente importa poco para Trump, quien se preocupa más por el perdón del electorado estadounidense.

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