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En defensa del libre comercio.

El libre comercio, en simples palabras, es la eliminación de las diferenciaciones hechas entre las importaciones y las exportaciones, por el ente estatal. En contraste con el proteccionismo que llama a priorizar las exportaciones por sobre las importaciones. Sugiriendo, de esta manera, mayores controles a las importaciones y su inminente sustitución. Todo esto, orquestado, para proteger a las industrias locales de la competencia extranjera. Pero se debería reflexionar sobre el sentido de la palabra proteccionismo. Y a quienes, realmente, protegen estas medidas.

Como sugiere Milton Friedman, realmente el término “proteccionismo” es una buena etiqueta para una mala causa. Ya que se beneficia a cierto grupo de empresarios locales a menoscabo del consumidor. La libertad de elegir, de los consumidores, se ve reducida a las opciones que ofrecen este grupo de locales. Y estos tienden a ganar control sobre los precios al reducirse la competencia. Pero aunque  sea evidentemente algo no deseable, muchos gobiernos siguen poniendo elevadas tarifas al comercio internacional. Lobbies y sindicatos piden protección a sus sectores. Y en ocasiones el debate salta de lo económico al espectro de lo ideológico. Fusionándose los sofismas proteccionistas con la causa nacionalista.

El debate es mucho más antiguo de lo que se podría creer y es una especificación de un debate más general. El de “sistema de mercado vs. la planificación económica”. Donde la utilización de tarifas elevadas no es más que otra forma de intentar planificar la economía. La falacia general del proteccionismo, usada para ocultar los caprichos de los mercaderes locales, es que “las exportaciones son buenas en contraste con las importaciones que son malas”.

Pero la verdad es que los locales no utilizan la mayoría de los bienes que producen. Y esto, por la especificación que emerge naturalmente. Por las condiciones accidentales en la que se encuentra cada Nación. Tanto que son necesarias las importaciones para para poder consumir bienes que no se producen localmente. Y al mismo tiempo estimular la competencia para evitar la cartelización de la economía. De esta manera, se fomenta el crecimiento económico. Ya que a diferencia de la edad media y la antigüedad; en la modernidad gracias a los avances tecnológicos, estimulados por la competencia, cada año es posible esperar una producción mayor.

De esta forma se rebate el sofisma, por el cual se sostiene que la generación de riqueza es como un juego de suma-cero. Es decir, que debe entenderse que en verdad los consumidores se benefician cuando se importa más de lo que se exporta. Ya que las importaciones, como se dijo antes, son solo el precio a pagar los bienes que se exportan. Otro cuerpo de pseudo-argumentación, comúnmente usado, es la doctrina de la balanza comercial. Que desde tiempos de Smith se viene usando como argumento por parte de los mercaderes para intentar encubrir sus intereses detrás de una supuesta “injusticia comercial” causada por un déficit exportaciones respecto de las importaciones.

Pero como ya Smith, y muchos economistas más tarde sostuvieron, el déficit comercial no es un marcador económico importante o por lo menos no afecta el crecimiento económico. Un ejemplo de esto es Estados Unidos, que lleva más de 40 años consecutivos de déficit comercial. Pero aún así a sido capaz de triplicar su economía, y por otro lado, Venezuela entre el año 2000 al 2015 sostuvo superávit en su cuenta corriente y aun así no pudo evitar caer en una crisis económica catastrófica.

Otro aspecto importante para remarcar sobre del libre comercio es que ayuda a forjar lazos de multilaterales de dependencia. Promoviendo una ambiente de cooperación entre naciones. Y reduciendo las probabilidades de que se den escenarios de guerra.  El libre comercio genera,  de esta forma, incentivos para que las naciones comerciantes eviten conflictos que puedan afectar negativamente las relaciones mutualmente beneficiosas.

El libre comercio permite el ejercicio pleno de la libertad de elegir de cada individuo. Creando de esta manera la posibilidad de entablar relaciones voluntarias de comercio entre naciones. Esto ayuda también a crear un ambiente amigable, el cual, se comparte entre los paises involucrados, y lo más notable de esto, es que se logra sin vulnerar la soberanía de un pais, e impulsa la auto-determinación de los individuos.

 

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