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El legado genético doble de los últimos cazadores-recolectores de la Península

El legado genético de los últimos cazadores-recolectores europeos que vivieron en la península ibérica es mucho más diverso de lo que se creía, según un estudio internacional publicado en la revista Current Biology y encabezado por la investigadora Vanessa Villalba del Instituto Max Planck (Alemania) y la Universidad de Zaragoza.

“Después del periodo de la edad de hielo (Último Glacial Máximo, hace unos 20.000 años), solo 2 linajes paleolíticos sobrevivieron a ese periodo tan crítico para las poblaciones humanas", explica Villalba, "uno relacionado con la cultura o tecnocomplejo magdaleniense (con representantes de hace entre 19.000 a Quince.000 años encontrados en Belgica, Alemania y España, donde está el individuo más antiguo: el de la cueva cántabra de El Mirón) y otro con el epigravetiense, localizado por primera vez en Italia y cuyo representante es el individuo de Villabruna, de hace unos 14.000 años. Justo en ese instante mejora el clima y el linaje epigravetiense es el que sobrevive y se extiende por Europa desde esa fecha hasta hace SIETE.000 años". 

¿Pero qué ocurrió durante ese tiempo con la diversidad genética en la península ibérica, que se sabe actuó como refugio de especies animales y vegetales durante los periodos más fríos? Para reponder a la pregunta, los autores han analizado muestras de hace entre 15.000 y OCHO.000 años pertenecientes a once cazadores-recolectores, como los encontrados en Moita do sabastiäo (Portugal) y Balma de Guilanyà (España), y diversos individuos neolíticos.

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La investigadora Vanessa Villalba-Mouco analizando algunas de las muestras en el laboratorio. / Rodrigo Barquera

"Así hemos visto que los dos linajes confluían en los individuos cazadores-recolectores de la península ibérica", destaca Villalba, "y esto significa que los dos sobrevivieron y se mezclaron, aunque no se sabe cuando se produjo esa hibridación. El individuo de El Mirón ya muestra las dos componentes y el de Balma de Guilanyà, de hace Doce.000 años, lo hace en proporciones iguales".

Otro de los autores, Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck, añade: "Podemos confirmar la pervivencia de un linaje paleolítico adicional que se remonta a la última Edad de Hielo en Iberia. Esto corrobora el papel de la península ibérica como refugio durante el último máximo glaciar, no solo para la fauna y la flora, sino también para las poblaciones humanas".

El doble legado pasa a los agricultores neolíticos

Los autores asimismo han analizado muestras de los agricultores neolíticos que llegaron a la Península hace unos SIETE.500 años procedentes de Oriente Próximo, trayendo consigo una nueva componente genética, pero han comprobado que en ellos también se pueden rastrear los dos linajes paleolíticos. "Esto indica que los últimos cazadores-recolectores y los neolíticos se hibridaron dentro de la Península", subraya Villalba.

“El objetivo era estudiar la influencia que la composición genética de las muestras había tenido en la configuración del legado genético de las poblaciones de la península ibérica, tanto cazadoras-recolectoras, como el mantenimiento de los genes o ciertos genes a lo largo del Neolítico”, indica el coautor Manuel Rojo Guerra, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Valladolid.

Su equipo cuenta con muestras de individuos hallados en los yacimientos de la cueva de Els Trocs (San Feliu de Veri, Huesca) y del Túmulo de la Mina (Alcubillas de las Peñas, Soria), correspondientes al Neolítico Antiguo y Medio. “A finales del Holoceno (que comenzó hace unos Once.700 años) en la Península hay una dualidad de influencias genéticas provenientes de poblaciones europeas. Una de ellas relacionada con restos belgas (Goyet Q2) y otras con Villabruna (Italia)”, precisa Rojo Guerra.

“Esta misma doble ascendencia se ha observado en individuos del Neolítico Antiguo y Medio, apoyando la hipótesis de la pervivencia de estas poblaciones de cazadores-recolectores en Iberia desde los inicios del Neolítico, que se llega a mezclar con las nuevas que vienen con el nuevo modo de vida productor”, apunta el investigador.

"Es fantástico observar los signos de mezcla entre los cazadores-recolectores locales y agricultores recién llegados: simplemente muestra cuánto nos falta aún de saber sobre nuestro pasado", concluye Haak, que junto a Villlalba también ha participado en otro estudio publicado este año en Science sobre la historia genómica peninsular de los últimos OCHO.000 años.

Respecto a si los 2 linajes genéticos de los últimos cazadores-recolectores se conservan en los pobladores actuales de la Península, la investigadora reconoce que todavía no lo han comprobado: "Es muy difícil estimar unas mezclas tan antiguas, ya que después del Neolítico también llega ascendencia relacionada con poblaciones de la estepa rusa, los romanos, los musulmanes… Para entender nuestra composición genética a día de hoy, tenemos que avanzar en el tiempo y realizar estudios de otros periodos históricos".

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Trabajos de excavación en el yacimiento de Balma de Guilanyà. / CEPAP-UAB

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Localización de los yacimientos de la península ibérica en los que se han recogido muestras. / Michelle O’Reilly

Vanessa Villalba-Mouco, Marieke  S. van de Loosdrecht, Cosimo Posth, Rafael Mora Jorge Martínez-Moreno, Manuel Rojo-Guerra, Domingo C. Salazar-García, José I. Royo-Guillén, Michael Kunst, Hélène Rougier, Isabelle Crevecoeur, Héctor Arcusa-Magallón, Cristina Tejedor-Rodríguez, Iñigo García-Martínez de Lagrán, Rafael Garrido-Pena, Kurt W. Alt, Choongwon Jeong, Stephan Schiffels, Pilar Utrilla, Johannes Krause, Wolfgang Haak. "Survival of Late Pleistocene Hunter-Gatherer Ancestry in the Iberian Peninsula". Current Biology 29 (7), abril de 2019.

Centros españoles que participan en el estudio: Universidad de Valladolid, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad del País Vasco, Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón, Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit-CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid.

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