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Mezclando la hacienda…. de los polinizadores

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Ministerio y apicultores, mucho se viene hablando desde hace días sobre las abejas polinizadoras, su posible extinción y las pérdidas de las especies vegetales, y como siempre se mezclan fanatismos, intereses y sobre todo desconocimiento.

Argentina, año 2019, es el tercer exportador mundial de miel, a pesar de que tuvo la peor cosecha de los últimos 10 años dado que el verano pasado existió una combinación de dos situaciones perjudiciales como fueron alta humedad y baja temperatura que afectaron la producción de néctar. 

Argentina, año 2019, es el tercer exportador mundial de miel, a pesar de que tuvo la peor cosecha de los últimos 10 años dado que el verano pasado existió una combinación de dos situaciones perjudiciales como fueron alta humedad y baja temperatura que afectaron la producción de néctar. 

Las abejas melíferas llegaron a América después de la “visita” de Cristóbal Colón, las especies de abejas melíferas fueron llevadas a Europa, según se calcula, por una pintura famosa realizada en una roca que representa panales de abejas y obtención manual de miel, que se encuentra en España, la roca de Bicorp de Valencia y tiene una antigüedad de 7.000 años.

Ya existían abejas productoras de miel en Asia y África, pero de especies distintas. La Apis dorsata Fabricius, conocida como la abeja gigante o bambara de la India y África desde el Sur del Sáhara hasta El Cabo y desde Marruecos hasta Egipto, tenía fama de ser una gran productora de miel y cera, se calcula más de 10.000 años.

Volviendo a América, la vegetación americana (tabaco, maíz, papa, etc.) ya existía sin presencia de las abejas melíferas, y la pregunta es por qué. La respuesta es simple tenemos dos tipos de formas que se produce la polinización, una directa o interna que ocurre dentro de la flor sin influencia de agentes externos (donde el polen llega por sus propios medios al estambre de la flor) y otra donde necesitamos la colaboración de agentes externos, que pueden ser el viento, las gotas de lluvia, los pájaros, los murciélagos y los insectos polinizadores, entre los cuales, podemos citar a las abejas europeas en estos últimos siglos. 

El 90 % de la polinización depende de los animales en las plantas silvestres y el 35 % en las cultivadas.

No se puede desconocer que el uso de insecticidas puede afectar a las abejas, tampoco es cierto que los productos conocidos como bio- insumos (a modo de ejemplos los insecticidas obtenidos de ciertos bacillus) o también los productos naturales (como el piretro, y/o el aceite de paraíso) o insectos predadores (como ciertas avispas benéficas) no causen daño a las abejas, estos también las afectan. 

Es verdad que existen productos selectivos para algunas especies, pero en general si son insecticidas sean de síntesis o naturales, tienen acción sobre el insecto, y la abeja es un insecto. 

Las investigaciones más avanzadas sobre el tema de la desorientación de las abejas, otro punto importante a tratar, ya mencionan las antenas (tanto eléctricas como de comunicación) y el uso reiterado de la cera contaminada con años de restos de acaricidas para el control de varroa, un ácaro que ataca a las abejas, son ambos casos un gran problema.

Pero seguimos castigando o mencionando siempre lo mismo, las aplicaciones, y por ende el mal uso que puede ocurrir de cualquiera de las herramientas o insumos mencionados. Queda en las personas, no solo cumplir la ley sino también hacer las cosas bien.

Si el aplicador avisa que hará su trabajo (la ley lo obliga) debe el apicultor, tapar las piqueras o trasladar las colmenas. Claro está, que tanto uno como el otro, deben estar atentos tanto al aviso como a las acciones a realizar y el estado a controlar que ambos cumplan con sus obligaciones.

Pero todo este debate, se basa solamente en desconocimiento, si se ocuparan de enseñar o compartir conocimiento, perderíamos menos energía, tiempo y se evitarían confrontaciones innecesarias. 

El desconocimiento, no divide a dos grandes aliados “polinización y vegetación”, evita que “todos” crezcamos juntos.

Segui leyendo:
Las Buenas Prácticas Agrícolas y los Principios Consagrados en la Ley General de Ambiente.

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